Guantánamo.- Conocer como expresó una colega lo “Inconcebible, pero cierto”, vuelve a hacernos reflexionar. El hecho de que el intelectual francés Salim Lamrani denunciara que su más reciente libro “Fidel Castro, héroe de los desheredados”, no pudo ser adquirido por una organización canadiense a causa de la aplicación del bloqueo estadounidense contra Cuba, parece absurdo, pero no lo es.
En un artículo enviado a Prensa Latina y publicado en internet, el escritor explica que la Asociación de Quebec de Amigos de Cuba, AQAC, intentó comprar una decena de ejemplares para difundirlos en Canadá, pero la plataforma de pago online Paypal rechazó la operación.
Esa entidad con sede en Estados Unidos respondió a la AQAC que la transacción fue rechazada tras “detectar un riesgo asociado al pago” y pidió además aclarar “con una explicación detallada y completa” la naturaleza del producto, así como la presencia en él de la palabra “Cuba”.
Otra institución, esta vez la AQAC, “…ha sido víctima de la aplicación extraterritorial de las sanciones económicas estadounidenses contra Cuba”, aseveró Lamrani, quien agregó que el hecho muestra el “carácter absurdo e ilegal” de esas restricciones.
Por eso para los más de 11 millones de cubanos hablar sobre el bloqueo y su impacto en nuestra sociedad, no es volver sobre lo mismo. Año tras año se acumulan beneficios no alcanzados, viajes denegados, importaciones encarecidas y multas millonarias a los socios comerciales.
Desde Cuba no se puede acceder a decenas de sitios norteamericanos en Internet, pues algunas de las negativas se producen al intentar descargar programas para el desarrollo de softwares, productos de Adobe u otras herramientas, e informaciones para aplicaciones móviles o de seguridad informática.
Estos y otros sucesos expuestos con anterioridad por el ministerio de Relaciones Exteriores cubano, dañan el desarrollo social, económico e intelectual de Cuba, amparado por las leyes, regulaciones y órdenes ejecutivas impuestas por la Casa Blanca.
En el Informe “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba” el Canciller cubano Bruno Rodríguez expresa que esa política genocida y sus consecuencias “dañan al pueblo…” y tienen “extraordinarias connotaciones éticas”.
Se ha hecho público que hasta ahora suman más de 2 mil 597 los usuarios de Internet en contra de las restricciones norteamericanas impuestas oficialmente el 3 de febrero de 1962.
La comunidad internacional respalda a la nación cubana y rechaza cada año la brutal política emprendida en su contra.
El próximo 26 de octubre se desarrollará la vigésimo quinta votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas para exigir el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos a la Isla.
En medio del proceso de conversaciones para “normalizar” las relaciones bilaterales entre Cuba y EEUU, vuelve a leerse en los medios de comunicación: “El presidente de EE.UU., Barack Obama, renovó…por un año más la llamada Ley de Comercio con el Enemigo…”, un estatuto de 1917 que sustenta el bloqueo económico impuesto a Cuba.
El Gobierno revolucionario de Cuba en ese entonces traspasó propiedades de empresas estadounidenses al Estado y esto molestó al Gobierno de Estados Unidos. Aunque inicialmente el bloqueo excluía alimentación y medicinas, en febrero de 1962 Estados Unidos endureció las medidas y el bloqueo fue casi total.
Obama tuvo que decidir si prolongaba las sanciones a Cuba bajo el estatuto al que el entonces presidente John Kennedy recurrió en 1962 para imponer el bloqueo sobre La Habana y que desde entonces han renovado, año tras año, los nueve presidentes siguientes.”… Así leía en una información publicada en las redes sociales…
El mandatario calificó como una decisión de “interés nacional” la firma del estatuto de Comercio con el Enemigo que mantiene las sanciones en Cuba.
Sobre esa Ley se erige el bloqueo económico, que en última instancia solo puede levantar el Congreso, y la firma de ese texto implica que Obama sigue manteniendo su autoridad y flexibilidad para relajar esas prohibiciones mediante decretos ejecutivos. Su renovación amplía al máximo la autoridad del presidente para administrar el bloqueo a Cuba y autorizar ciertas transacciones.
Cuba es el único país en la actualidad sancionado bajo el estatuto, el cual otorga el poder a los presidentes de Estados Unidos de imponer y mantener restricciones económicas a naciones consideradas “hostiles”.
Los últimos dos años, el Gobierno norteamericano ha “flexibilizado” las sanciones impuestas a Cuba, pero el Gobierno cubano le ha reclamado en diversas ocasiones que pongan fin a esas prohibiciones económicas.
Mientras, hasta en los propios EEUU organizaciones de la emigración cubana que en Miami integran la coalición Alianza Martiana, convocan a otra importante caravana de carros para reiterar nuestra exigencia por el inmediato levantamiento de todas las leyes y regulaciones que conforman la cruel e inhumana política de bloqueo violatoria de los derechos fundamentales del pueblo cubano y del derecho internacional, que aún mantiene, prácticamente intacta, el gobierno de Estados Unidos.
Las medidas y regulaciones que hacen del bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos contra Cuba un cuerpo de ley mantienen hoy su vigencia pese a las disposiciones del presidente Barack Obama.
Desde el 17 de diciembre de 2014 el mandatario norteamericano ha emitido reiterados llamados al Congreso para que levante el ”embargo”, el cual se aplica con todo rigor por las agencias del gobierno de la nación norteña.
El informe sobre la necesidad de poner fin al bloqueo dado a conocer por la Cancillería cubana destaca que en especial los Departamentos del Tesoro y de Comercio, así como la Oficina de Control de los Activos Extranjeros son las instancias más estrictas a la hora de aplicar las regulaciones.
En 1977, la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional restringió las facultades del Presidente para imponer otras sanciones aludiendo situaciones de emergencia nacional, sin embargo, dicha Ley continuó aplicándose para Cuba, aunque la Casa Blanca nunca ha declarado una emergencia nacional con respecto a la nación antillana.
Al amparo de esta legislación se adoptaron las Regulaciones para el Control de Activos Cubanos, en 1963, en virtud de las cuales se prohíbe a nacionales estadounidenses o personas sujetas a la jurisdicción de los Estados Unidos realizar transacciones financieras con Cuba.
Entre otras leyes el ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba menciona la de Asistencia Exterior, de 1961, que autorizó al jefe de la Casa Blanca establecer y mantener un “embargo” total al comercio con Cuba y prohibió el otorgamiento de cualquier ayuda al gobierno cubano.
Me asalta una pregunta: ¿es que acaso, cuando los cubanos apostamos al restablecimiento de relaciones normales con EEUU, el gobierno de ese país sigue considerándonos “el enemigo o aliados del enemigo durante conflictos bélicos”?
Como dijera otro buen colega: “Saque usted sus propias conclusiones”.
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