Mercedes Llano y el afán de médicos cubanos por dar luz en Guatemala

El afán de dar luz y mejor calidad de vida a las personas castigadas por la ceguera u otras enfermedades oculares mantiene en agitación constante a la directora de la Operación Milagro en Guatemala, Mercedes Llano Montanet.

 

Con la satisfacción de quien cumple con la encomienda asignada, la doctora muestra cada una de sus cuentas de bodeguera, como identifica jocosamente las tablas donde asienta la cantidad de casos vistos, de operados, de pacientes de alta, u otras estadísticas diarias que reflejan el valor de lo que hacen.

“Pero al margen de las cifras, lo más reconfortante de estos años en Guatemala es que dejamos luz a tantas personas ciegas, que incluso, pudieron reincorporarse a la vida social y hasta a trabajar cuando creían que nunca más podrían hacerlo”, respondió a una pregunta de Prensa Latina.

“Es increíble cómo le cambia el rostro a esos seres humanos cuando comprueban que pueden ver, es como si volviera a ellos la alegría de vivir”, subrayó, con los ojos empañados de la emoción.

Porque para la doctora Mercedes, como todos la reconocen, lo más significativo es el agradecimiento tan grande hacia lo que hacen quienes integran el programa adscrito a la Brigada Médica Cubana, que es expresado en cada jornada de múltiples formas por quienes reciben sus beneficios.

“Casi todos los días lloro, pero por tantas muestras de cariño de personas que reconocen la diferencia de nuestro trato y efectividad de lo que hacemos en Guatemala”, remarcó.

“Para Cuba me llevo el que hasta nos pongan como supuestos enviados de dios, porque creen que sólo él pudo ponernos en sus caminos para ayudarlos”, ejemplificó.

Mas admitió que no todo es color de rosas y que a veces chocan con ciertos prejuicios en un país donde prevalece un escaso nivel de instrucción y subestiman los servicios gratuitos “como si la calidad dependiera del costo”.

“Lo que pone el sello de que lo gratuito si tiene calidad es el modo en que actuamos, acorde con el Manuel de Normas y Procedimientos que delimita todos los procederes en la actividad quirúrgica nuestra”, opinó.

“Este documento normativo es el que utilizamos en Cuba, país cuya calidad en los servicios de salud es reconocida en todo el mundo”, añadió, y destacó que por el respeto y prestigio ganado la Comisión Nacional de la Salud Ocular de Guatemala reconoció a los especialistas del programa como parte de ese gremio.

De igual modo, fuimos invitados a participar de manera activa en una investigación auspiciada por la Organización Panamericana de la Salud para diagnosticar la situación de ceguera en este país centroamericano, mencionó.

Y en alusión a los cuestionamientos de unos pocos, precisó que “el éxito de una operación no sólo depende del especialista, la conducta de los pacientes es determinante en su evolución, sobre todo el seguimiento que este haga de las indicaciones médicas en el proceso postoperatorio”.

Sin embargo, acotó, en muchos casos el seguimiento es inadecuado porque las personas que solemos operar son de bajos recursos económicos y están forzadas a regresar cuanto antes a trabajar, para mantener sus empleos y/o garantizar su subsistencia, y no pueden guardar el debido reposo.

“Gran parte de esos pacientes son agricultores, vendedores de comida u otros productos en las calles, y trabajan en ámbitos en los que prevalecen condiciones higiénicas inadecuadas que atentan contra la correcta evolución del tratamiento”, según Llano.

“A pesar de esos elementos en contra, nunca tuvimos casos tan complicados que llegaran a la muerte, ni complicaciones graves que lamentar”, manifestó.

Datos aportados por su directora, la Operación Milagro de la Brigada Médica Cubana cuenta con cuatro hospitales en Guatemala: dos de estos ubicados en las cabeceras departamentales de Jalapa y Escuintla, en el Sur, y otros dos en los municipios capitalinos de Villa Nueva y Mixco.

Desde su llegada al país, en 2006, el programa garantizó la operación de más de 50 mil guatemaltecos de cataratas, de pterigium -enfermedad que afecta la conjuntiva y la córnea- y de otras afecciones oculares.

“Es tan humano lo que hacemos que, como dice el profesor de sicología Manuel Calviño en su programa de televisión, Vale La Pena”, concluyó esta mujer de 66 años de edad, capaz de reconocer que regaña mucho, pero porque todo se haga como corresponde y al final disfrutar de mejores resultados.

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