Guantánamo.- Este domingo Luiz Inácio Lula da Silva ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales ante su oponente Jair Messias Bolsonaro, luego de un largo proceso de estratagemas, mentiras y calumnias para impedir que el legítimo candidato del pueblo, volviera al puesto que nunca debió perder.
Las encuestas lo vaticinaron siempre, unas veces más, otras menos, por escasos puntos, pero siempre Lula por encima de Bolsonaro. Y es que no podía ser de otra manera, su victoria reafirma el triunfo de las políticas sociales que defendió y defiende desde el período 2003-2010, durante su presidencia, etapa donde de notables logros sociales, que estabilizaron el sistema político y contribuyeron a robustecer la economía del gigante suramericano. Eso bien lo saben los brasileños, aunque muchos lo olviden.
“Este día histórico la mayoría del pueblo brasileño dejó claro que quiere más y no menos democracia, desea más y no menos inclusión social, más y no menos irrespeto entre brasileños, desea más libertad, igualdad y fraternidad”, expresó el mandatario electo”.
La era bolsonarista marcó años de pobreza extrema en el sector más pobre, desempleo, más desigualdad, incremento de la violencia, sumisión al gobierno estadounidense, una debacle total ante lo que primero logró Lula, y posteriormente mantuvo Dilma Rousseff.
Cuando Lula Da Silva asuma la presidencia el primero de enero del 2023 hasta el 31 de diciembre del 2027, se retomarán diversos programas sociales para el beneficio de todos los brasileños. Ese es su mayor compromiso.
“Enfrentar con fuerza el racismo, la intolerancia, la discriminación, para que blancos, negros e indígenas tengan los mismos derechos y las mismas oportunidades. No le interesa a nadie vivir en una familia llena de discordia. Llegó la hora de unir a la familia dividida por la propagación del odio”, dijo.
Como parte de su programa, promete lanzar un Bolsa Familia renovado y ampliado, agregando a los 600 reales mensuales otros 150 por cada hijo menor de seis años.
Su propuesta económica tiene como pilares la inversión pública y la mejora del salario mínimo para restaurar el poder adquisitivo de los brasileños frente a la elevada inflación.
También se plantea implementar una reforma tributaria para que los pobres paguen menos y los ricos paguen más, y trazará un plan para reducir el endeudamiento que afecta a casi el 70% de las familias brasileñas.
Promete combatir frontalmente la minería ilegal, los incendios y la deforestación en la selva amazónica, fortaleciendo los órganos de preservación y control, debilitados durante la gestión de Bolsonaro.
Pretende también destrabar los recursos millonarios del Fondo Amazonía, financiado por Noruega y Alemania y paralizado desde el 2019.
En resumen, el candidato electo prevé devolver a Brasil, a la posición que tuvo en su momento al ser fundadora de alianzas regionales e internacionales como el Brics, integrado también por Rusia, India, China y Sudáfrica.
“Devolveremos al país su posicionamiento internacional. Le decimos al mundo que Brasil está de regreso”, aseguró.
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