Luchar por la vida antes del último suspiro

Por Sucel Kindelán Morales

En su más reciente visita a Guantánamo el Ministro de Salud de Cuba analizó las deficiencias en la implementación del protocolo y la estrategia para el enfrentamiento a la Covid 19, una de las causas del violento rebrote que actualmente vive la provincia

Guantánamo. – Al cierre del mes de julio la provincia de Guantánamo cuenta con más de 11 800 casos de pacientes positivos a la Covid 19, con presencia de transmisión autóctona en todos los municipios del territorio. La letalidad del virus supera la del país con un crecimiento exponencial de 46 defunciones en la última semana, superándose el promedio de los 6 fallecidos por día. Tales fueron las cifras ofrecidas por el Ministro de Salud Pública, Dr. José Ángel Portal Miranda, en la más reciente reunión acontecida en la sede del Gobierno Provincial.

Al leer las líneas iniciales puede que al cibernauta comience a darle vueltas la cabeza e incluso se muerda las uñas en señal de desesperación. Y es que los números no son para menos. Guantánamo posee una compleja situación epidemiológica expresión de un deficiente manejo y control de la pandemia del SARS COV 2. Los municipios con los índices más altos son la cabecera provincial donde se concentra más del 60 por ciento de la población, seguida por El Salvador y Manuel Tames.

En este contexto Portal Miranda expresó: “Por cada números de incremento de casos confirmados el riesgo de casos graves, críticos y de muertos es mayor”.  De ahí a importancia– expresó el Ministro- de que el 100 por ciento de personal médico se incorpore a la lucha por la vida y contra la pandemia y para ello hay que buscar soluciones y trazar estrategias. Es vital revisar y replantearse la aplicación de los protocolos sanitarios y una vez puestos en funcionamiento todo el personal de salud debe ser capacitado desde los mismos centros de atención médica.

Para lograr enfrentar y vencer esta oleada de rebrotes es necesaria la integración multisectorial y del sector no estatal. En tal sentido se expuso la experiencia de Matanzas donde frente a la carencia de ambulancias se impuso la colaboración con transportistas estatales y particulares, adaptándose los medios de transporte con condiciones necesarias para asistir a los pacientes hasta su arribo al centro asistencial. Una experiencia válida que vale la pena repetir a causa del depauperado parque de ambulancias que posee la más oriental de las provincias y, teniendo en cuenta que, hace 4 años no entran este tipo de vehículos al país.

Lo anterior repercute directamente en el tiempo de respuesta y la espera desesperada del paciente para ser trasladado al Hospital General Docente Dr. Agostinho Neto. A pesar que el bloqueo impacta negativamente en el sector de la salud, el país busca alternativas y hace contratos con nuevos proveedores para garantizar que los insumos médicos lleguen a los pacientes que más los precisan. Sin embargo, la ilegal venta de medicamentos deja entrever fisuras en los mecanismos de control y administración de los centros hospitalarios y de aislamiento.

Al respecto refirió el Ministro de Salud Pública, “dónde hay desorden nos roban los medicamentos, dónde hay desorden empiezan a aparecer los inventos para burlar el sistema. El protocolo existe, está y debe funcionar…”  

El titular del sector informó que están entrando al país ventiladores pulmonares y equipos concentradores de oxígeno, insumos que propiciarán la ampliación de capacidades. Sin embargo, advirtió, que tanto los recursos humanos como materiales son finitos y no van a ser suficientes si no se logra manejar y controlar la trasmisión del virus de forma adecuada y con estricto apego a los protocolos sanitarios.

Puede que al terminar estas líneas el lector quede perplejo pero la realidad hay que decirla por muy dura que parezcan las estadísticas.  Conocer y analizar el problema lleva a que este se resuelva, de manera escalonada y con el concurso de todos, instituciones y pueblo en general. Se habla de responsabilidad individual y colectiva, así como de enfrentamiento sistémico a una enfermedad sin rostro, a una enfermedad inteligente que muta mientras científicos la estudian; de ahí la importancia del esfuerzo mancomunado, del accionar a tiempo de las autoridades ante las ilegalidades y de la atención oportuna a cada persona antes de su último suspiro.

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