Los pánfilos y los aborrecibles cómplices del bloqueo

Cuba: no al bloqueo de los Estados  UnidosGuantánamo.- Repudio mayoritario hasta en el propio Miami. Ese es el resultado más notable del “concierto” realizado en el Miami Dade County Auditorium nada más y nada menos que a favor del criminal bloqueo económico, financiero y comercial que por 55 años ha mantenido el gobierno yanqui contra el pueblo cubano y su Revolución.

Así lo reflejaron las fuertes opiniones en contra vertidas en la edición digital de El Nuevo Herald, en donde lo anunciaron. Llama la atención que entre los críticos figuraron varios que no comparten el sistema político cubano, pero tampoco el método inhumano y brutal con el que Washington trata infructuosamente de hincar de rodillas a la Isla digna e independiente.

El promotor del “evento”, el US Cuba Democracy PAC buscaba recaudar fondos para impedir que en el Congreso norteamericano prosperen iniciativas para eliminar el inmoral asedio con el gastado pretexto de hasta que “no haya un verdadero cambio hacia la democracia”.

El grupo de politiqueros que negocian en Washington en pro del bloqueo están nerviosos con los proyectos de ley favorables a un acercamiento a Cuba que presentan tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, a pesar del paso atrás dado por el presidente Trump en el proceso de normalización de las relaciones iniciado por su predecesor Barack Obama.

Este año son más de diez las iniciativas que aunque no piden el levantamiento integral del bloqueo sino de aspectos específicos, de aprobarse significarían un alivio de las sanciones contra el pueblo cubano. Las principales buscan permitir a los estadounidenses viajar libremente a Cuba y eliminar restricciones en el comercio entre ambos países.

Los aterra más el creciente apoyo en Estados Unidos al levantamiento del bloqueo. Recientes encuestas norteamericanas indican que favorecen esa medida el 73% de los estadounidenses, el 63% de los cubanoamericanos y el 62% de los republicanos. Cifras favorables similares registraron los sondeos en lo referente a la normalización de los vínculos bilaterales.

Así el US Cuba Democracy PAC y un canal de televisión, convocaron a todo bombo y platillo al “concierto”, favorecedor del mantenimiento de una política fracasada, contraproducente a los propósitos de Washington e impopular a escala global, como lo reflejan las votaciones en la ONU, pero ante todo cruel, homicida e indecente.

Sin dudas el rechazo fue tan generalizado que al menos la edición digital del libelo de la mafia anticubana y otros sitios afines al parecer no se atrevieron nuevamente a revolver el enjambre de avispas, obviando la repercusión del concierto de los aborrecibles cómplices del bloqueo.

Supongo que América TV Canal 41 de Miami haya formado su alharaca aduladora posterior ensalzando la función, pues se sustentó precisamente en la “actuación” de la gentuza de un show de variedades de su programación, encabezada por el presentador del programa, el tipejo que más duros epítetos recibió de los internautas, muchos de ellos irrepetibles.

Esta historia me reveló algo. En el show El Happy Hour, del Canal 41 de Miami, ese mismo cuyo “elenco” realizó el reciente concierto pro bloqueo contra Cuba, en los últimos años han actuado artistas cubanos residentes y famosos en la Isla.

Resalta uno en particular que se hace pasar por el perfecto pánfilo. Realmente el hombre es talentoso y carismático. Sabe sacar provecho de la virtud de cubanas y cubanos de tomar en serio los chistes y hacer chistes de lo serio, de ser muy dados a lo hiperbólico, la exageración y el apasionamiento, como lo son con la simpatía y el humanitarismo.

Lidera el programa quizás más popular de la Televisión Cubana, en el que se mofa, señala, critica y hacer reír de las dificultades cotidianas, ciertas e irrebatibles, que vive el pueblo. Lo acompaña un personaje que sirve para hacer una suerte de flashbacks para comparar los momentos actuales con otros de mayor bonanza material.

Sinceramente, la impresión que me deja el programa es que las causas y responsables de esas situaciones están solamente en Cuba. No hay otro culpable.

Con más razón lamento que se haya prestado, fingiéndose el buen pánfilo, a hacerle el juego a gentuza que está del lado de allá, “artistas” de la mafia gusano-yanqui, que supuestamente haciendo un show de variedades, agreden de forma abierta al pueblo cubano y su Revolución.

En una de sus presentaciones en El Happy Hour, el personaje que encarna en Cuba describió jocosamente una partida de dominó con libretas de racionamiento, de las existentes desde hace más de medio siglo, la manera con la que el Gobierno revolucionario encaró el bloqueo para garantizar a la población la compra a precios subsidiados de productos básicos.

Los valores de las fichas (libretas) en el juego eran productos que podían ser adquiridos con ellas, como la carne de res, pollo congelado o vivo y pescado, en la época en que existían las relaciones comerciales con la URSS y el llamado campo socialista europeo, que permitían mitigar los efectos del feroz cerco yanqui en la vida de las cubanas y cubanos.

La desaparición de los principales socios comerciales de la Isla significó una profunda crisis económica y mayor racionamiento, pero, sin embargo, el pueblo de forma mayoritaria siguió respaldando a la Revolución, a Fidel Castro y el Partido Comunista.

Está claro que la economía cubana no se ha recuperado del todo de ese impacto implacable, está lejos de eficiencia deseada y enfrenta cambios drásticos en las reglas del juego en el comercio con el exterior. Por eso era lógico que el singular juego de dominó con libretas se cerrara cuando por sus extremos tiraron las fichas correspondientes a la carne de res.

Nuestro pánfilo de marras no tuvo siquiera la decencia de, jocosamente, con un chiste, pero en serio, echarle en cara al Gobierno yanqui y a los gusano-yanquis, cómplices de cerco criminal, su cuota de responsabilidad. Era mucho pedirle a él o él perder muchos USD.

Realmente me resultó anacrónico su personaje en el detestable El Happy Hour: un viejito que vive de una modesta pensión y la muy criticada libreta de racionamiento en La Habana, pero que tiene la posibilidad casi milagrosa de estar en Miami, hospedado el buen hotel incluido.

Quizás en su favor esté el hecho de que después, en su “casa” en la capital criolla, enseñó a jugar dominó cubano al presidente Obama, un hombre del establishment que, sin renunciar a vencer a la Revolución, reconoció la independencia, soberanía y la autodeterminación de nuestro país; al gobierno revolucionario como interlocutor legítimo e igual, y propuso una relación civilizada entre ambos pueblos.

También declaró al bloqueo como una política fracasada, que no había funcionado y cumplido sus objetivos, por lo cual debía ser eliminada.

Considero oportuno recordar a los pánfilos de aquí y de cualquier otro lugar, un fragmento del memorando del 6 de abril de 1960 en el que Lester D. Mallory, subsecretario adjunto de Estado para los Asuntos Interamericanos, subrayó el objetivo de las sanciones económicas adoptadas contra Cuba por el gobierno del general Eisenhower, antecedentes del bloqueo:

“La mayoría de los cubanos apoya a Castro. No hay oposición política eficaz […]. El único medio posible para aniquilar el apoyo interno [al régimen] es provocar el desencanto y el  desaliento por la insatisfacción económica y la penuria […]. Se deben emplear rápidamente los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba […]. Una medida que podría tener fuerte impacto sería negar todo financiamiento o envío a Cuba, lo que reduciría los ingresos monetarios y los salarios reales y provocaría el hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Las negritas son nuestras.

 

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