La redención de Maisí

Guantánamo.-  El 14 de julio de 1984 llegaron a Punta de Maisí, en la provincia de Guantánamo, hombres con sus manos ampolladas y sus cuerpos rasguñados por el monte agreste, típico del semidesierto cubano. Portaban una noticia que desató el júbilo de los lugareños: «enciendan sus bombillos que ya tienen corriente».

La electrificación de ese poblado fue una obra titánica que requirió la movilización de colectivos obreros y gente de varias comunidades. Los huecos para hincar los postes hubo que hacerlos sobre el diente de perro usando picos, piochas, barretas, mandarrias y otros implementos rústicos, rememora Clinio Romero Reyes, entonces primer secretario del Partido en el más oriental de los municipios cubanos.

Candela salía de las rocas tras cada picada, por eso en no pocos momentos hubo que prenderle fuego para su reblandecimiento, relata Romero Reyes y recuerda que en aquel momento en Punta de Maisí solo estaban alumbrados el faro y la casa de los torreros.

Su buena memoria le permite preservar otros detalles de aquel acontecimiento social: «Punta de Maisí, La Máquina y el resto de las comunidades electrificadas recibían servicio permanente mediante plantas estacionarias de diésel de la marca Skoda, de fabricación checa, instaladas como parte de las obras contempladas en el llamado Plan Fidel».

Dicho Plan constituyó un momento trascendental en el desarrollo socioeconómico de Maisí, pues mediante él se edificaron también cinco círculos infantiles, los internados de Santa Rita y Santa Marta, la vaquería de El Cayo, la lavandería de La Máquina, un cafetal de referencia en la comunidad de Vertientes, el acueducto de Maya, el asentamiento poblacional de Los Arados y un complejo de barbería-peluquería-cafetería en La Asunción.

Esas instalaciones, edificadas en apenas dos años, fueron inauguradas por el Comandante en Jefe Fidel Castro, en julio de 1967, y se sumaron a otras construidas antes por la Revolución, como escuelas, centros de salud, culturales, de comunicación, deportivos, de recreación y de comercio y gastronomía, las cuales acabaron con la ironía de los desgobiernos seudorrepublicanos de llamar Gran Tierra a uno de los lugares de mayor abandono en Cuba, y donde precisamente la tierra estaba en manos de dos terratenientes, que explotaban a los campesinos.

MATTHEW, CONVERTIR EL REVÉS EN VICTORIA

La incuestionable obra revolucionaria en Maisí ha experimentado un empuje sustancial en los últimos tres años mediante la recuperación de los destrozos ocasionados por el huracán Matthew al municipio, proceso que ha generado la aparición de nuevas e importantes obras y la redención de otras muchas que quedaron más bonitas y confortables que como estaban antes del paso del meteoro.

En el extremoriental del municipio fueron dañadas por el fenómeno hidrometeorológico 8 552 viviendas, de las cuales se han restablecido 6 410, es decir, el 75 %. Restan por resarcirse 2 142, todas correspondientes a derrumbes totales.

Este año deben terminarse 398 casas, 146 de ellas por el Estado, 187 mediante subsidios y 65 por esfuerzo propio, detalla Elmis Luis Gaínza Abad, vicepresidente del Consejo de Administración Municipal para atender las inversiones.

De acuerdo con Gaínza Abad, del plan del año se concluyeron 171 moradas de diferentes tipologías, incluyendo petrocasas, combinadas (bloque y madera) y convencionales.

El surgimiento de viviendas confortables, así como de instalaciones estatales rehabilitadas, entre ellas escuelas, centros de salud, bodegas y otros de Comercio y Gastronomía, estuvo acompañado de la construcción de nuevas e importantes obras que mejoran la infraestructura socioeconómica del municipio y el nivel de vida de sus pobladores.

Se cuentan entre esas edificaciones el vial Yumurí-Jobo Claro (con el cual se evita el paso por la peligrosa loma La Boruga), siete gabinetes telefónicos, el hotel Faro de Maisí (ubicado en La Asunción), varias minindustrias para la producción local de materiales de la construcción, la colocación de conductoras para mejorar el servicio de abasto de agua en comunidades, un molino de áridos en El Lindero y una planta productora de hormigón en Los Arados, instalaciones que dan un contraste incomparable al Maisí de antes de 1959 y el actual.
   

RETORNO A LA PUNTA  

En el caso particular del Consejo Popular Punta de Maisí, se rehabilitó el acueducto, se puso en explotación un parque solar fotovoltaico que aporta al Sistema Eléctrico Nacional 1,2 megaWatt/hora, se instaló una minindustria de materiales de construcción y buena parte de las viviendas fueron rehabilitadas mediante la Misión Barrio Nuevo, Barrio Tricolor, auspiciada por la República Bolivariana de Venezuela, reseña Idio Gaínza Leyva, presidente de la Zona de Defensa.

Posterior al paso de Matthew, los pobladores de esa demarcación también fueron beneficiados con una tienda de recaudación de divisas, una villa turística y la instalación de teléfonos fijos a decenas de familias de la comunidad cabecera, alrededor de la cual se ejecutan las primeras acciones para la instalación de varios parques eólicos.

Otra obra que beneficiará a los pobladores de Punta de Maisí es la planta desalinizadora de agua de mar que está próxima a concluir, instalación que forma parte de la estrategia del Estado cubano para mitigar los efectos del cambio climático y es financiada por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).   
 
EPÍLOGO

La población de Maisí vivió durante siglos prácticamente aislada del resto del país, en la más terrible miseria económica, con un analfabetismo casi absoluto por falta de escuelas y maestros, sin apenas un médico en su geografía, sin viales ni transporte, sin infraestructura social ni urbanismo y en viviendas en estado deplorable.

En este sitio se agudizaba la secular pobreza encontrada en las serranías cubanas al triunfo de la Revolución, la cual ha edificado una obra que no admite comparación con el pasado.

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