Guantánamo.- El 7 de diciembre de 1989 la patria se vistió de luto y recibió con ojos humedecidos a sus hijos, a los hombres que perecieron cumpliendo sagrado deber internacionalista en la lucha por la igualdad entre las naciones. Ese día el pueblo de Cuba vistió de negro desde una punta hasta la otra.
Raúl Castro expresó en aquella jornada de intenso dolor “De Angola nos llevaremos la entrañable amistad que nos une a esa heroica nación y el agradecimiento de su pueblo y los restos mortales de nuestros queridos hermanos caídos en el cumplimiento del deber…”
El Comandante en Jefe en su alocución al pueblo de Cuba, sentenció “…A esta hora, simultáneamente, en todos los rincones de donde procedían, se da sepultura a los restos de todos los internacionalistas que cayeron en el cumplimiento de su noble y gloriosa misión…”
En medio de la guerra, de la lucha contra los racistas sudafricanos resultaba imposible devolver los cuerpos de los combatientes a suelo cubano. El 1988 llegó el esperado acuerdo de paz. Los luchadores cubanos contribuyeron a construir a libertad de países como Angola, El Congo y Namibia. La Operación Tributo como se denominó a la acción estratégica de repatriar los cadáveres y sepultarlos en sus lugares de origen fue acto digno y humanitario.
Aquel día, durante las honras fúnebres, se hicieron guardias de honor a cargo de las organizaciones estudiantiles y de masas, mientras el pueblo en cuadro apretado desfilaba ante los féretros de quienes lo dieron todo por la libertad de otras patrias, evocando así la sentencia martiana “Patria es Humanidad”.
Coincidiendo con el aniversario 93 de la caída en combate del lugarteniente general, Antonio Maceo, las cenizas de los héroes fueron depositadas en panteones erigidos en su memoria, monumentos hasta los cuáles, año tras año, jóvenes, ancianos, pueblo en general, peregrina y deposita flores, lágrimas, el sentir de muchas generaciones aunadas.
En Video: Homenaje en el Cementerio San Rafael a los mártires internacionalistas