La copa más famosa del mundo y sus secretos (+ Fotos)

Guantánamo.- Con júbilo, los argentinos posaron una y mil veces la mirada en esa Copa gloriosa. Pero, en realidad, no es la misma que vimos a Messi besar durante la ceremonia de premiaciones en Qatar.

Esta que acompaña a los campeones es una réplica, la original va de regreso a la sede de la  Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) en Zúrich.

Así lo establece el reglamento de esa Federación, donde igual queda precisado que no cualquiera puede posar su mano sobre el trofeo original. Ese solo pueden tocarlo los equipos que ganaron el torneo previamente, los jugadores que ganaron la copa en su respectiva edición, y los Jefes de Estado o presidentes de las selecciones finalistas.

También el reglamento de la FIFA estipula que la Copa auténtica siempre permanecerá a su cargo, nadie puede adquirirla o conservarla en su poder.

La réplica enchapada en oro que ahora acompaña a la selección albiceleste, y cuya denominación oficial es “Trofeo del Ganador de la Copa Mundial”, fue fabricada por la compañía italiana GDE Bertoni , la misma que tuvo a su cargo la producción de Copa original.

Previo a su regreso a Zúrich, la Copa del Mundo será trasladada al pueblo de Paderno Dugnano, en Milán, Italia, donde la propia compañía GDE Bertoni la volverá a dejar como nueva.

Historias de Copas

En realidad, con independencia del número de Mundiales realizados, han sido dos las Copas del Mudo. 

La primera de ellas fue la conocida como Copa Jules Rimet, en honor al francés de igual nombre quien presidiera la FIFA desde 1921 hasta 1954, resultando así el de más tiempo en esa responsabilidad. 

Esa Copa fue diseñada también por un francés, el escultor Abel Lafleur, y la mayoría de las historias aseguran que fue dos veces robada. Estaba hecho de plata esterlina enchapada en oro, con una base azul de lapislázuli, tenía 35 centímetros de altura y pesaba 3,8 kilos. Se trataba de una copa octagonal, sostenida por una figura alada que representaba a Nike, la diosa griega de la victoria.

La primera vez aconteció previo al Mundial de Inglaterra 1966, cuando era exhibida en Westminster dentro de una bien custodiada urna de cristal, pero aun así desapareció, para luego aparecer envuelta en periódicos junto a un matorral. Cuenta que fue un perro quien llamó la atención de su dueño al olfatear con tanta insistencia aquel bulto donde se escondía el objeto más buscado por Inglaterra y el Mundo.

El segundo robo sucedió en 1983, cuando la Copa le fue sustraída al equipo de Brasil, que, con Pelé a la cabeza, la había ganado en 1970 y desde entonces la conservaba  la Confederación Brasileña de Fútbol.

Como segundas partes nunca fueran buenas, en esta oportunidad no volvió a parecer y aseguran –aunque no todos coinciden con esta versión- que los malhechores que la sustrajeron la fundieron y vendieron convertida en pequeños lingotes.

Lo cierto es que esta Copa del Mundo que relumbró en el estado de Qatar, no parece correr tales riesgos.

Su diseño fue encargado al escultor italiano Silvio Gazzaniga, quien ganara un concurso convocado a ese efecto en 1974.

Dicha Copa la conforman dos figuras humanas sosteniendo la Terra con sus manos. Posee 36,5 centímetros de altura, pesa 6,17 kilos y de ellos,  5 kilos son de oro macizo de 18 kilates. En su base,  de 13 centímetros de diámetro, se distinguen dos franjas de malaquita, una piedra semipreciosa con alto contenido de cobre. 

En la parte inferior de la base metálica se imprimen los nombres de los países que la ganaron desde 1974, y los años en que obtuvieron el triunfo.

Aseguran que su precio oscila hoy en torno a los 300 mil dólares, pero, en realidad, su valor simbólico es incalculable. Que lo digan si no los cerca de mil 120 millones de personas que siguieron la final con el corazón desbocado, hasta el histórico triunfo de Argentina. 

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