Cada sábado en la noche, al adentrarme en el patio de la compañía Danza Fragmentada, lugar donde reside la comunidad Cafetánamo, escucho las voces emocionadas de un público fiel y carismático que ansía el inicio de La Bohemia, espacio que nació por y para los artistas amantes del café y las noches de tertulia creativa.
Con los primeros acordes de la canción de Charles Aznavour se le da inicio al evento y el público se acomoda en las mesas, se apagan las luces, el bailarín Felipe Catalá interpreta una pieza de su autoría y es aclamado con aplausos; Fermín Francel, popular actor local, toma las riendas, embriaga el ambiente con su conducción elocuente y desenfadada, hace pasar a los invitados: músicos, escritores, actores, todos comprometidos con la obra propia, empeñados en complacer a sus seguidores
“La bohemia resulta ser ese espacio que necesitaba Guantánamo por su variedad de ofertas culturales y gastronómicas”, comenta una mujer sentada a mi lado que se hace llamar Sandra. “Un lugar donde convergen el buen arte, música agradable y calor humano”, al decir de Karel Reyes Duany, administrador del local. “La trova, la poesía y el café logran crear cierta magia que cautiva y obliga a regresar” afirma el escritor y amigo Ragnar Wilfredo Robas.
Algunas noches podrás escuchar hermosos boleros en la voz de Yamislay Matos, la interpretación de un visitante, disfrutar de la lectura de poemas, participar en concursos de premiación, y codearte con parte de lo más notorio y prolífico del buen arte del Guaso.
Con cada espacio realizado aumenta la familia bohemia de nuestra ciudad, amantes del café y las artes. Las palabras crean cultura, más el amor engendra la maravilla, y amor es lo que sobra a la hora de crear en nuestro terruño, en nuestra aldea.
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