Julio Antonio Mella: «Muero por la Revolución»

Guantánamo. –  Dos tiros de revolver 38 entraban en su cuerpo. Entonces el joven revolucionario caminaba  por las calles de México junto a su inseparable compañera Tina Modotti. Era cerca de las diez de la noche del 10 de enero de 1929 en Ciudad de México, y los asesinos enviados por el dictador Gerardo Machado le disparaban por la espalda. Ese día, con solo 26 años de edad, decía adiós a la vida Julio Antonio Mella Mac Partland.

Cayó al suelo. Tina Modotti había sentido el olor a pólvora, mientras, el joven se soltaba de su brazo y corriendo, cruzaba hacia la acera opuesta. Ella lo alcanzó y arrodillada junto a su lado, escuchó: ”Magriñat tiene que ver en esto… «Muero por la Revolución». Fueron sus últimas palabras con las que reafirmara su disposición de darlo todo por la obra recién comenzada en Cuba.

Había caído asesinado el íntegro revolucionario, paradigma para los jóvenes cubanos, el abanderado de la lucha contra nuestro principal enemigo y por la revolución social. Se perdía una de las figuras más avanzadas en el pensamiento político latinoamericano de inicios del siglo XX y el líder comprometido. Julio Antonio Mella era un líder no solo cubano, sino universal. 

Julio Antonio Mella funda la Universidad popular José Martí con la finalidad de impartir temas políticos y académicos a trabajadores, y junto a Carlos Baliño, da vida al Partido Comunista de Cuba, organización política que aunaba a seguidores del pensamiento marxista leninista.  Es un fiel el ejemplo del hombre a quien nada humano le es ajeno, que piensa en la ciencia y en el conocimiento,  pero también actúa en aras de transformar la sociedad para bien de los humildes. 

“La hora es de lucha, de lucha ardorosa; quien no tome las armas y se lance al combate pretextando pequeños desprecios, puede calificarse de traidor o cobarde. Mañana se podrá discutir, hoy solo es honrado luchar. Así dijo una vez Julio Antonio Mella y con ello, exhibía otra manera de defender a Cuba y manifestar sus ideas.

Por su permanente crítica a los males sociales generados por el dictador Gerardo Machado y la corrupción administrativa de su gobierno, el joven revolucionario fue expulsado de la Universidad de La Habana. Entonces buscó refugio en México, y desde allí, persistió en su actividad política, para conmvertirse en miembro del Comité Ejecutivo de la Liga de las Américas y del Partido Comunista de ese país.

A pesar de ser muy joven, era Mella de temple, cualidad la demostró en su persistente accionar como luchador revolucionario, comunista y antiimperialista. Es uno de los símbolos más hermosos e inspiradores de los revolucionarios y de la juventud cubana. El líder indiscutible del estudiantado universitario y comunista comprometido con la defensa de los ideales más puros del pueblo cubano.

Movido por el concepto de que todo tiempo futuro debe ser mejor y fiel a los preceptos martianos, la obra de Julio Antonio Mella sumó voluntades en el camino hacia una sociedad justa. Esta es una muestra de que no hay que envejecer para pensar con madurez, por eso el legado político del joven revolucionario a quien no pudieron silenciar en las aulas universitarias, talleres y fábricas, perdura en varias generaciones de cubanos.

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