Juan Gualberto Gómez: el hombre que hizo del dolor de Cuba, su propio dolor.

Guantánamo.- El batey del ingenio Vellocino, en el poblado de Sabanilla del Encomendador, en Matanzas, vio nacer libre al mulato Juan Gualberto Gómez, el 12 de julio de 1854. Entonces sus padres Fermín Gómez y Serafina Ferrer, compraron en 25 pesos el vientre aún grávido, razón por la cual los primeros años de su niñez quedaron marcados para siempre por el despreciable agravio de la esclavitud.

A los diez años, ya leía y escribía con soltura y era tan precoz, que sus padres hicieron un gran sacrificio y decidieron enviarlo a La Habana para estudiar en el colegio Nuestra Señora de los Desamparados, liderado por un distinguido maestro negro seguidor de las ideas pedagógicas de José de la Luz y Caballero.

Era un adolescente cuando en La Habana le sorprende el estallido independentista de La Demajagua, el 10 de octubre de 1868. Con solo 15 años, conoció el horror de la sociedad, al convertirse en testigo involuntario de la feroz represión desatada por el Cuerpo de Voluntarios contra los asistentes a una de las funciones teatrales. Este hecho lo marcó para siempre.

Temeroso por sus ideales independentistas, sus padres lo envían a París a aprender el oficio de carruajero, y aunque no tuvo mucho tiempo en dicha actividad, comprendió que si en el orden natural todos los hombres son iguales, era menester que lo fuera en lo social y en lo político.

De regreso a Cuba, el joven separatista convicto e hijo de esclavos, inició sus actividades públicas en el ámbito legal como colaborador en el periódico La Discusión. Dentro de sus  labores como periodista, ocurre un acontecimiento importante en su vida:  conocer a José Martí y Pérez en el bufete de Nicolás Azcárate laboraba como abogado.

Entre Martí y Juan Gualberto existió una estrecha relación que los involucró en la conspiración de lo que hoy conocemos como la Guerra Chiquita y por sus actividades políticas, ambos fueron deportados a España. Como periodista Juan Gualberto Gómez, se distinguió por la claridad del lenguaje, habilidad en la exposición, serenidad, vigor en el estilo y audacia en las ideas que exponía.

Laintransigencia ante el deber Patrio, existía como denominador común entre José Martí y Juan Gualberto Gómez.  Mientras el primero de ellos, desde el destierro hizo una intensa labor por eliminar las diferencias;  el segundo,  desde su palenque periodístico en tierra cubana, propagaba las ideas defensoras de la libertad por medio del separatismo.

La madrugada del 5 de marzo de 1933 dejó de existir este patriota, pobre, pero rodeado del cariño de sus seres queridos y verdaderos amigos. La  vida de Juan Gualberto Gómez, es un ejemplo del hombre que hizo del dolor de Cuba,  su propio dolor.

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