Guantánamo.- Está detenida en el tiempo, como si no la hubieran tocado jamás. Aún conservas ese aire idílico y te has convertido, Granjita Siboney, en testimonio vivo de la acción más heroica erigida en nuestro país: la preparación del asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba.
El histórico inmueble se registró en la historia de la Revolución Cubana, cuando fue alquilado por los jóvenes de la Generación del Centenario para una aparente cría de aves, y devino cuartel general para los preparativos finales, concentrar a los hombres, autos y pertrechos bélicos que utilizarían en la acción, que, con Fidel Castro Ruz al frente, derrocaría a la tiranía de Fulgencio Batista.
Llegar a ella, impone un recorrido de trece kilómetros y medio por la carretera, que conduce a la playa de Siboney y separan a la Granjita de la ciudad. El camino está amparado a ambos lados de la vía, por 26 obeliscos que muestran la ruta que hace más de 50 años siguieran el joven abogado Fidel Castro y sus compañeros, y en los que aparecen los nombres y labores que realizaban los mártires de la hazaña del 26 de julio de 1953.
La Granjita, que aún conserva sus colores blanco y rojo, guarda el tesoro más preciado del acontecer nacional y constituyó la cobertura especial para reunir a los futuros combatientes, recibir las armas, los uniformes y el punto de partida para la audaz acción.
La entrada al inmueble, está custodiada por las banderas cubana y la del Movimiento 26 de Julio y en las paredes delanteras de la casa, aún se observan los orificios del impacto de la metralla de los guardias de la tiranía batistiana, que intentaron justificar así el asesinato de seis de los asaltantes.
Declarada Monumento Nacional el 26 de julio de 1979, el Museo, posee ocho salas que exhiben a través de imágenes y periódicos de la época, la bestial represión de la que fueron objeto muchos de los asaltantes luego de los sucesos del Moncada. Y en tres de ellas, se muestran el entorno económico, político y social de Cuba antes y después del golpe de Estado de Batista el 10 de marzo de 1952.
Una cuarta sala expone los preparativos de la acción armada del 26 de julio y en la quinta y sexta, se aprecian las secuelas del ataque y la entrada de Fidel en el Vivac de Santiago de Cuba, los sitios donde guardaron prisión los asaltantes y el periódico que da a conocer la primera acción revolucionaria de Frank País, entre otros documentos históricos.
Fragmentos de las últimas palabras emitidas por Fidel Castro y Abel Santamaría antes de partir al combate y muestras fotográficas de algunos de los combatientes encarcelados en las prisiones de Guanajay e Isla de Pinos, aparecen en las salas siete y ocho.
El pozo seco ubicado a un costado de la vivienda y la tina original donde fueron escondidas la mayor parte de las armas utilizadas en la acción armada, uniformes y muebles originales de una de las más notables páginas de historia de Cuba, y en la parte exterior del Museo, aún se conservan las asomos de las polleras, garajes donde se escondieron los automóviles donde transportaron a los asaltantes hasta el cuartel.
Fuente para el florecimiento cultural revolucionario de las presentes y futuras generaciones de cubanos, el Museo Granjita Siboney, contiene valiosos documentos, testimonios y objetos personales de los revolucionarios asaltantes del Cuartel Moncada, intrépidos jóvenes que intentaron tocar el cielo con sus manos para entregarnos en enero del 59, un futuro luminoso.
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