Gracias Maestros!!!

Guantánamo. – Hoy vienen a mi mente el recuerdo de cada uno de los maestros que pasaron por mi vida y la tocaron, dejando en ella una profunda huella. En muchas ocasiones de conocimiento, en otras de valiosas enseñanzas.

Recuerdo claramente a mi maestra de primaria, de voz ronca y pausada, pero de un amor infinito en sus ojos y una certeza en sus palabras: ustedes son mis hijos, los quiero bien… Y cómo tal nos trataba. Fue ella quien me enseñó a leer y quien con orgullo puso en mi hombro el distintivo que anunciaba el logro, para mi orgullo.

Pienso en mi profesora de Historia de Cuba, durante la secundaria básica: era una mujer de un temperamento fuerte, le apasionaba contar las anécdotas de la guerra de liberación. Sus inflexiones, sus expresiones faciales, los cuentos que nos traía sobre las personalidades y sus vivencias, mantenían hipnotizados a un grupo de 45 adolescentes… Tarea nada sencilla, ahora lo puedo asegurar.

Del Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas me vienen a la mente los profes de Física y Matemática, tal vez por ser asignaturas difíciles y ellos, ambos de un carácter tan afable y una capacidad para “vulgarizar” sus explicaciones, que se hacía casi imposible no entenderles, aunque siempre había algún que otro bellaco, que se las arreglaba para poner su atención en cualquier otra cosa…

De la Universidad… el solo recuerdo me enternece el corazón. Uno de los más grandes eruditos y personas que he tenido el placer de conocer. Uno de esos ilustrados que cuando te hablan, si pierdes cuidado, has de echar mano a un diccionario. En su sabiduría inagotable y su infinita bondad, tuvo a bien guiarme durante la tesis de pregrado y luego en la de Maestría. ¡Cuánto sufrí con sus revisiones! ¡Cuán dulce fue la victoria, en cada una de las batallas que vencimos juntos! Tal vez él no lo sabe, pero lo considero un amigo.

No he mencionado ni nombres ni centros, porque creo que, a lo largo y ancho de toda Cuba, hay muchos maestros como los que describí en este relato.

Hoy la vida ha querido, que además de mi profesión, ejerza a veces la docencia. Los admiro aún más por ello. Prepararse para impartir conocimiento, incentivar a los alumnos, inspirar respeto y consideración no es una tarea fácil, ayudarlos a ser mejores personas es aún mucho más complicado.

Por eso, todo nuestro respeto nuestros parabienes, ayuda y consideración para aquellos que desde las aulas forjan la sociedad en la que vivimos, de ellos depende en gran medida nuestro presente y futuro.

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