Fuerza y belleza en una sola palabra: mujer

Fuerza y belleza en una sola palabra: mujerGuantánamo. Ninguna obra es perfecta si en ella no se alista el corazón de la mujer, dijo el Héroe Nacional cubano José Martí, pues la historia de este país ha registrado innumerables hechos en las que ellas, insustituibles, han dado el toque mágico a la obra cimentada.

La historia comienza con Casiguaya, inmortalizada por los versos del Indio Naborí: “Antes del crimen nefando, le admitieron que abrazara a su niña, que, en la cara, mostraba un Guama peleando. La madre la fue apretando Hasta matarla de amor, Y gritó bella de horror “Ni Guamá, ni su mujer, ni su niña… podrán ser esclavos del invasor” Lanzó la cruz con bravura de pantera estremecida y la cruz hizo una herida sobre la frente del cura Luego, heroicamente pura – matadme, dijo a la hispana Turba que manchó de grana La esmeralda de su Antilla ¡Y de tan brava semilla Viene la mujer cubana!”

Símbolos son también la destacada luchadora independentista Ana Betancourt, Mariana Grajales, la madre mambisa que envió a su prole a la manigua redentora, las guerrilleras Haydee Santamaría, Melba Hernández, Celia Sánchez, Vilma Espín…

En todo momento el Comandante en Jefe Fidel tuvo presente a la mujer, a quien consideró un pilar en cada una de las “revoluciones” sociales, culturales, educacionales que tuvieron lugar en nuestro país.

Él siempre defendió para ellas un escaño en el Parlamento, en puestos de dirección, y hasta en la vida militar… “La mujer es una Revolución dentro de la Revolución”, expresó su líder histórico.

Y en el acto en el que fue creada la Federación de Mujeres Cubanas, FMC, el 23 de agosto de 1960, argumentó: “Trabajar, a organizar y a poner en actividad el espíritu creador, el entusiasmo de la mujer cubana, para que… en esta etapa revolucionaria haga desaparecer hasta el último vestigio de discriminación; y tenga, … por sus virtudes y por sus méritos, el lugar que le corresponde en la historia de la patria.”

En febrero de 1965, a propósito de la celebración de la Tercera Plenaria Nacional de la organización femenina, expuso el Comandante en Jefe que “Con la Revolución ha ido desapareciendo una de las formas de discriminación más injusta que había: … esa de la cual no se hablaba pero que estaba latente, subsistía y pesaba de una manera tremenda sobre la mujer en nuestro país.”

Con la sinceridad que lo caracteriza, Fidel refirió en la clausura del III Congreso de la FMC, el 8 de marzo de 1980: “Yo estoy absolutamente convencido de que la sociedad ganará más en la medida en que sea capaz de desarrollar y aprovechar las calidades, las capacidades morales, humanas e intelectuales de la mujer… Y precisamente lo que diferencia una sociedad justa, una… socialista de la capitalista, es esto… la mujer necesita participar de la lucha contra la explotación, contra el imperialismo, el colonialismo, el neocolonialismo, el racismo; en dos palabras: la lucha por la liberación nacional. Pero cuando al fin se alcanza el objetivo de la liberación nacional, las mujeres deben seguir luchando por su propia liberación dentro de la sociedad humana.”

El sistema social que construimos se basa en la igualdad de oportunidades para ambos sexos, por eso aclaraba Fidel: “…las sociedades explotadoras, las sociedades de clases, explotaron a la mujer, la discriminaron y la hicieron víctima del sistema. La sociedad socialista tiene que erradicar toda forma de … discriminación de cualquier tipo.”

En Cuba, cuando la FMC arriba al cumpleaños 57, ellas se han ganado un lugar de privilegio con su fuerza y belleza, lo cual engrandece la palabra: Mujer. 

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