Guantánamo.- Reza el proverbio que es mejor prevenir que lamentar en todos los órdenes de la vida, pero si se trata del cumplimiento de la Legalidad Socialista en Cuba, el proverbio adquiere otro tono.
Nadie quisiera nunca que un ser querido o familiar atravesara un proceso penal por violar lo establecido en ley, pero si se trata de otro malhechor, siempre se piden a las autoridades que le apliquen lo establecido con todo rigor.
Y con mucha honra una fuerza en Cuba está destinada a actuar contra los infractores para preservar el orden, la tranquilidad ciudadana, la seguridad… y esa es la Policía Nacional Revolucionaria, PNR, que este 5 de enero arriba a su aniversario 58.
Más que una fuerza represiva, en la gran mayoría de los combatientes de la PNR predomina un carácter humanista, un trato respetuoso con la población y la garantía, a través de la preparación constante, del enfrentamiento eficiente en la lucha contra el delito, las ilegalidades y las indisciplinas sociales. Esas son las prioridades de la Policía cubana.
Muchos son jóvenes que asumieron el deber de defender la patria desde esa trinchera de combate como garantía del relevo necesario para la Revolución, los cuales son adiestrados ideológicamente y con los medios y técnica más avanzada.
Si me preguntaran cómo quisiéramos que fueran ellos y todos los oficiales, sargentos, estudiantes de esas ramas de la PNR, sin pensarlo diría que sean cada vez más profesionales, más dignos del uniforme que portan, al igual que antes lo hicieron sus compañeros caídos en el cumplimiento del deber y otros que han honrado esas filas.
Que sea una Policía sin descanso, esmerada en que la tranquilidad del pueblo no sea afectada por nada, ni por nadie.
Ahora recuerdo al Apóstol José Martí cuando dijo al Generalísimo Máximo Gómez al invitarlo a la Guerra en Cuba, que solo podía ofrecerle la satisfacción del deber cumplido y la probable ingratitud de los hombres.
Ésta última será de los desagradecidos, porque la gran mayoría del pueblo hoy les extiende a los policías cubanos, a los guantanameros en particular, merecido reconocimiento.