Firman convenio petrolera boliviana con tres nuevas empresas

La estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) suscribió actas de intenciones con tres empresas para el estudio y la exploración en áreas del sur del país.

El presidente de YPFB, Óscar Barriga, suscribió con la canadiense Conasur un acta de intenciones para estudios de exploración en Pie de Monte, Llanura Chaqueña y Sub Andino sur, ubicados entre los departamentos Chuquisaca, Tarija y Santa Cruz, respectivamente.

Igual texto se rubricó con la compañía británica Echo Energy para estudiar el potencial hidrocarburífero en Río Salado, al sur del departamento de Tarija. A su vez, con Shell se pactaron estudios en la zona del Sub Andino Sur, entre los departamentos de Chuquisaca y Tarija.

Al respecto, el Ministro boliviano de Hidrocarburos, Luis Sánchez, indicó que esas nuevas inversiones multiplicarán las reservas probadas de gas de 10,7 Trillones de Pies Cúbicos (TCFs).

En el contexto del foro internacional de gas que sesiona en Santa Cruz, Sánchez destacó los convenios de servicios petroleros con empresas nuevas que participan en el evento.

Por su parte, el director de la Agencia Boliviana Espacial, Iván Zambrana, anunció que los servicios del satélite de telecomunicaciones Túpac Katari han aportado al Estado cerca de 90 millones de dólares, hasta junio de este año.

De esta manera el directivo comentó que este nivel de ingresos por el uso del satélite permitirá pagar, en algunos años posteriores, la deuda de poco más de 300 millones de dólares por el costo del proyecto.

Asimismo, refirió que el satélite tuvo gran importancia en la reducción de la brecha digital existente en el país y llevar los servicios de telecomunicaciones a las zonas rurales, fundamentalmente, para beneficio de cuatro millones de habitantes.

Túpac Katari entró en funcionamiento comercial en abril de 2014, después de situarse en la órbita planificada y cumplir una serie de pruebas, aunque resultó lanzado el 20 de diciembre de 2013 desde la base china de Xichang.

El mismo fue construido por la Corporación Industrial Gran Muralla y demandó una inversión de 302 millones de dólares, financiados en un 85 por ciento con un crédito del Banco de Desarrollo de China y con un 15 del Estado boliviano.

 

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