FEU: 95 años fortaleciendo la juventud cubana

Federación Estudiantil  Universitaria, 95 años fortaleciendo la juventud cubana Guantánamo.- ¡Ya se acerca! Parece incierto o paradójico. ¿Verdad qué lo es? Agrupar tanta juventud y sin embargo, ya es nonagenaria. En momentos como este, presa del júbilo, pienso en Julio Antonio Mella, José Antonio Echeverría e incluso en Fidel. Pienso que la vanguardia estudiantil, el progreso indetenible y natural que representan los jóvenes, nos ha salvado del oscurantismo neocolonial, de convertimos en una estrella más en una enseña tricolor.

Precisamente, esa necesidad de revolucionar, de cambiar todo lo que debe ser cambiado, de transformar para bien social el momento histórico, motivó la creación de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en diciembre 1922. Los jóvenes de la generación del 20 y el 30 del siglo pasado comprendieron que Cuba era una isla convulsa, una tierra dominada por extranjeros, por lacayos del imperialismo que vendían palmo a palmo la patria y sentenciaban al olvido nuestras gestas independentistas.

Bajo la máxima de Descartes: “Pienso y luego existo” se desarrolló todo un movimiento en contra del analfabetismo, de la miseria imperante en la isla, de los gobernantes de turno, de la represión y persecución a la que estaban sujetos los universitarios. En aquel momento, como en tantos otros, la juventud tomó las riendas y salió a las calles a exigir sus derechos, a proclamar sus logros, a denunciar la injusticia y el dolor del pueblo.

Conscientes de que “no hay privilegio semejante al de ser jóvenes y tener delante una gran tarea” los nuestros llevaron a cabo huelgas, manifestaciones, reformas estudiantiles, se inscribieron en las páginas de la historia como eternos transformadores de su realidad. La sangre de muchos de ellos manchó nuestro suelo e hizo que todo un país clamará por sus hijos.

No en balde, hoy juramos continuar con el legado de la generación del centenario. Cuando la patria, cuando el pueblo más necesitó, los jóvenes, la FEU, dio el paso al frente y, gracias a estos visionarios, comprometidos con su tiempo y la idea martiana de que “un mundo mejor es posible”, disfrutamos del suceso sin precedentes en América Latina y el Caribe, que la historiografía recoge como Revolución en el poder.

Desde aquella fecha la FEU se consagró a reafirmar la trascendencia social de los jóvenes y su participación activa en la comunidad. Decía el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, que: “mientras más apolíticos sean los jóvenes, más corrupción y más abusos, y más injusticia y más explotación prevalecerá en las sociedades de clases” De flojos o afeminados, como escribiera Martí en respuesta a palabras de ignominia, no se nos podrá tildar nunca.

Transcurre casi un siglo. La Federación Estudiantil  Universitaria cuenta con cerca de 125 mil jóvenes en todo el país, muchos más, que en aquellos funestos días de la dictadura.  La misión de cada uno de nosotros, como agentes de cambio, es preservar este proceso social que iniciara en octubre de 1868 y concluyera en enero de 1959. Una tarea no está exenta de escollos, que requiere de conciencia social y amor a la patria, sacrificio y entrega, pues cuando el sentir es colectivo la idea no muere, sino se convierte en convicción. 

Ese ha sido y será el reto de nuestra juventud, estar a la altura de su tiempo, y ser consecuentes con la exigencia del momento histórico. Así lo hicieron nuestros próceros. Lucharon y perecieron solo en materia. Aquella FEU de hace 95 años aúno el movimiento estudiantil, lo forjó, lo dotó de cuerpo, de voz, de razones para luchar y vencer; de razones para alcanzar la libertad sin importar el precio.

El recuerdo de Frank y Josué País, de Tony Alomá, Pepito Tey, y otros jóvenes, nos reafirman que esta tierra mambisa decidió hace más de dos siglos su destino. No podemos, ni pretenderemos ser sujetos apolíticos, cuando la cultura y la educación del mañana dependen de lo que sembremos en el momento histórico que nos tocó vivir.  Una realidad  que quedó recogida en la obra del Maestro y en el alegato de defensa de Fidel Castro, la historia me absolverá”

El Moncada fue la luz, la Sierra Maestra el camino. Hoy continuamos construyendo el porvenir, evocando a nuestros antepasados pero con la convicción de que el presente es nuestro, y lo que hagamos en la contemporaneidad, determinará el futuro de nuestros hijos.  La FEU nos continuará guiando hacia nuevas batallas, esta vez sin fusil, esta vez, nuestras armas serán las ideas, ya lo dijo el Apóstol “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”.

 

 

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