‘Todavía hay áreas donde la violencia prevalece. El consejo (de la coalición gobernante EPRDF) fue unánime en su decisión’, puntualizó Siraj Fegessa, titular de la entidad.
Etiopía, el segundo país más poblado de África, se vio sacudido en 2015 y 2016 por violentas protestas, principalmente en las regiones de Oromía y Amhara, que dejaron cientos de muertos.
Más de seis mil presos políticos fueron puestos en libertad desde enero en un intento del gobierno por aplacar los ánimos entre los oromo y los amhara, los dos grupos étnicos mayoritarios del país.
Ambos grupos denuncian que tienen una representación menor en el sistema de poder.
Por su parte, Hailemariam atribuyó su salida al deseo de facilitar el desarrollo de reformas políticas en la nación.