Emergencia en el quirófano al paso de Matthew por Guantánamo

Emergencia en el quirófano al paso de MatthewGuantánamo.- En la noche del 4 de octubre, cuando la furia del huracán Matthew y el mar vapuleaban a esta ciudad, olvidando sus valores y sus encantos, una cesárea de emergencia activó el quirófano del hospital Octavio de la Concepción y de la Pedraja, añadiendo un nuevo matiz a la tensa situación reinante por el meteoro, empecinado en dejar a la primada de Cuba sin floresta, sin inmuebles endebles y sin cubiertas de tejas que arrancaba de tajo y las disparaba por doquier.

La dinámica uterina (contracciones) de la embarazada Aliannis Romero Cantillo aconsejó no postergar el parto para no poner en peligro su vida y la del niño. Para ese entonces los vientos y las lluvias del huracán habían hecho colapsar el servicio de la red eléctrica de uno de los dos grupos electrógenos de emergencia del centro asistencial.
Había que actuar con premura, pues en cualquier momento el grupo eléctrico con vitalidad también podía quedar fuera de servicio, lo que sucedió, por fortuna, poco tiempo después de escucharse el llanto de Luis Daniel Rojas Romero, anunciador de su llegada al mundo.

Estomatóloga de profesión, Aliannis relata que cuando la preparaban para la cesárea falló el primer grupo electrógeno, quedando a oscuras el salón de partos en que estaba. «Ante ese inconveniente las enfermeras debieron terminar de prepararme con la luz de una linterna y la de un celular, y después me llevaron para el salón de operaciones, que sí contaba con electricidad.

«Si en algún momento me puse nerviosa fue cuando falló el fluido estando en el salón de partos, pues pensé que el hospital completo había quedado a oscuras y de ser así todo se complicaba.

«El 29 de septiembre ingresé en la sala Gestantes A, desde donde estuve al tanto del huracán y unas horas antes de la cesárea escuché el impacto de las tejas que volaban, el ruido aterrador de los vientos y de cristales destruidos».

Cuenta Aliannis que a los cinco días del parto le dieron el alta a ella y su bebé, el cual nació a las 11 y 15, con 3 100 gramos de peso y mantiene buen estado de salud y desarrollo. «Es tranquilo, lo contrario al incontrolable Matthew»,  dice a manera de broma.

Esta baracoense de 31 años vive en el reparto Van Van número 98 C y labora en el policlínico Hermanos Martínez Tamayo, de La Reforma. De una cesárea anterior nació Samuel Alejandro, su primer hijo, el cual cuenta ahora con 19 meses de edad.

Aliannis expresa su agradecimiento al equipo médico que la atendió, encabezado por el ginecobstetra Silvio Valdés-Ávila Vera, e integrado además por Briceida (anestesióloga), las enfermeras Damaris, Fredesvinda y Marlenis, la técnica Laida y la auxiliar de servicios Osmaglis.

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