Ellas y ese trabajo; el más difícil del mundo

Día de las MadresGuantánamo.-  Hay momentos, en los que se nos dificulta a niveles extremos seguir con nuestro el diarismo. Así me ocurre, de una manera muy particular, cada segundo domingo del mes de mayo, fecha en la que en Cuba celebramos el Día de las Madres.

A pesar de que el homenaje a esos seres que nos dan la vida es asunto del día a día, en esa fecha en específico, se torna exclusivo el homenaje para quienes- desde que cae la semilla en sus vientres-  se vuelcan total y únicamanet en nosotros, sus hijos.

Muchas y diversas son las maneras- ¡y todas válidas! – para expresarles nuestro amor e incondicionalidad sin límites a nuestras mamás.

Algunos celebran con fiestas en las casas o las llevan a festejar fuera del entorno hogareño, mientras que a otros nos toca llevar ese tributo un poco más allá; al cementerio.

Confieso que desistí, desde hace varios años, de llevarles flores a mi abuelita y a mi mamá al camposanto; pues nunca he podido sobreponerme al efecto que me causa ese acto, me deprime a un punto que me embarga varios días….

Pero entonces, va cediendo porque tengo que volcarme en mi otra madre- sí, porque he sido bendecida en ello- mi tía-madrina-mamá, quien se que se entristece ante cada afección mía, cada lágrima o episodio de abatimiento que ella intuye, y por y para ella me renuevo para alegrarla y bendecirla, una vez más, este día como en cada segundo de mi vida, por estar siempre ahí, aquí, para mí, para nosotros.

Lo único que no hizo ella, fue parirme, pero es el horcón que nos levanta a todos: a su hijo Adonis, a mis primos Danya y Axel, a mi hijo…. Nos crió con un cariño e incondicionalidad sin distinciones, lo cual- confieso- ha provocado más de una escena de celos entre nosotros (¡yo, en primer lugar).

Pero Enilda Cobas Bles es única, como mismo imagino que dirán todos sobre sus progenitoras. Esta, la mía, es especial, exclusiva y vivo por y para ella.

Por eso en este Día de las Madres, también quiero reverenciar a todas esas mujeres que hacen el trabajo más difícil del mundo sin pedir ninguna retribución monetaria a cambio, entonces nos toca darles lo único que aceptan: ¡amor infinito!

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