Ellas, nosotras, en el camino de la equidad

Ellas, nosotras, en el camino de la equidad

Ellas, nosotras, en el camino de la equidadda, mejor celebrada

El reto lanzado por redes sociales parecía sencillo: pon tu nombre en el buscador de Google, o el de tu hermana, tu madre o tu hija y, al lado, la palabra «hallada». El resultado no era simple, más bien estremecedor. Basta apretar una tecla para encontrar una lista de horrores provocados por la violencia machista.

La búsqueda no deja lugar a dudas, nacer mujer supone todavía muchos peligros, mayores o menores en dependencia de la región o el país donde se haya tenido la suerte de nacer, y también múltiples desafíos que sortear en pos de la equidad.

Por ello, el 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, es una fecha surgida desde y para la reivindicación, la lucha. En este minuto, miles de niñas y mujeres –ellas, que siempre es decir nosotras– sufren mutilación genital, violaciones, acoso callejero, matrimonios forzados, ataques con ácido, acceso desigual a estudios y empleo, salarios más bajos que sus pares hombres, distribución inequitativa de las tareas domésticas, la imposibilidad de abortar, feminicidio; violencia económica, sicológica, emocional, física o sexual…

En Cuba nos podemos preciar de un proyecto social de más de seis décadas donde la mujer ha sido protagonista y beneficiaria de las transformaciones. Son fortalezas, por ejemplo, la Federación de Mujeres Cubanas, los preceptos de la Constitución, el Decreto-Ley de la maternidad de la trabajadora, el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres y la Estrategia Integral contra la Violencia de Género.

El proyecto del nuevo Código de las Familias marca también un hito en el camino de asegurar la equidad de género dentro y fuera de los hogares cubanos.

Los números de la Isla respecto a la participación de la mujer en el estudio, el trabajo, la producción y la vida política son loables, pero responde a la propia naturaleza de un Estado socialista de derecho y justicia social trabajar cada día, como se hace, por acortar las brechas que aún existen en el camino de rendir al patriarcado.

Las personas verdaderamente revolucionarias, mujeres u hombres, deben asumir el feminismo como teoría y práctica imprescindibles para ese mundo alternativo que queremos fundar.

Huyamos entonces de las generalizaciones, no hay un solo tipo de mujer ni de mujer cubana; somos millones de seres disímiles, cada una merecedora de todos los derechos, independientemente de la edad, de la orientación sexual, de si somos madres o no, de la ocupación o el color de la piel. Veneremos a aquellas que nos trajeron aquí y luchemos por un futuro donde ninguna hija escuche la frase: «Así son las cosas».

Fuente: Granma

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