Del Archivo: El horario de verano y sus consecuencias

Guantánamo. – Por estos días nos cuesta un poco más de trabajo levantarnos al amanecer. La noche llega una hora más tarde de lo habitual y las dinámicas diarias se trastocan, en función de aprovechar las oportunidades que brinda el llamado horario de verano.Desde 1974 se lleva adelante en diversos países del mundo esta adecuación con la finalidad de ahorrar energía eléctrica, como consecuencia de la primera crisis del petróleo que viviera el mundo. Desde sus inicios, la práctica de atrasar una hora a los relojes en invierno y adelantar una, a la llegada del verano, tuvo como objetivo el ahorro de energía.

Un estudio realizado en Europa al respecto de este proceso, presentado al Parlamento de esa región en 1999 demostró que la medida reportaba beneficios a otros sectores como el transporte, las comunicaciones y la seguridad vial. Sin embargo, no todas las naciones asumen esta decisión, pues en Rusia, Japón, Venezuela, otras naciones de América del Sur y en la mayor parte de los países africanos no se materializa esta medida.

Aunque la mayoría de los países del mundo aplican el cambio de horario hay algunos donde la medida ya no está en uso y otros que nunca la han aplicado.

En Cuba la Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (ONURE) es la encargada de hacer cumplir esta medida, aprobada para su aplicación por el gran impacto que tiene en el ahorro de energía. A pesar de que el consumo eléctrico disminuye en el sector residencial, el de mayor incidencia durante el horario pico, debe destacarse la necesidad de hacer un empleo racional de la energía en cada uno de nuestros hogares.

Sin embargo, no todo es positivo. Aunque el cambio solo se trata de una hora, el cuerpo humano lo asume como una especie de jetlag. Asimismo, al extender el día durante 60 minutos, incrementamos nuestra actividad física o intelectual. Cansancio, somnolencia, cambios en nuestros estados de ánimo, llegadas tarde a nuestros centros de estudio y trabajo son algunas de las consecuencias más visibles en la cotidianidad.

El problema puede solucionarse con unos sencillos ajustes en nuestros horarios de vida. Para recuperar el ritmo debes evitar permanecer despierto hasta tarde, aprovechar la luz solar, pero sin olvidarte del impacto negativo de los rayos uva, así mismo puedes agregar una siesta en medio de la jornada, de al menos 15 minutos, para lidiar con la somnolencia.

Adelantar los horarios de comida y cena, puede transformar tu día y permitir que el cambio sea menos brusco. Ejercita tu cuerpo para generar endorfinas y facilitar que el cuerpo recupere su biorritmo. Antes del sueño evita la luz artificial de dispositivos móviles como computadoras, para que el descanso sea más efectivo.

El cambio de horario genera beneficios indudables beneficios y trastoca nuestra cotidianidad, pero es una práctica social que podemos y debemos abrazar sin mayores traumas, para que nuestras jornadas sean más largas e igual de provechosas. La periodista Christian Knigth nos acerca con el siguiente reporte audiovisual. 

 

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