Guantánamo.- Como un concierto bien acoplado se desnuda ante el mundo la actual crisis alimentaria. Para mal, es así, mientras el precio del maíz sube, le sigue el arroz y otros, que como cuerdas de un instrumento afinado, reparten la danza entre los miles de millones de personas que habitan el planeta.
Los de la barriga llena ni sienten los compases, el mundo rico invierte anualmente 800 millones de dólares en cosméticos o unos 17 mil millones de dólares para mascotas, ¡qué horrible saberlo tan cierto y tangente!, más todavía es conocer que el presupuesto de guerra supera nada más y nada menos que la espeluznante cantidad de más de 1 millón de millones de dólares.
Para la “inconmovible” cifra de más 108 millones de hambrientos que hoy registra el planeta, la armazón del lujoso concierto que exhibe el mundo rico se multiplicará en más hambre y miserias humanas. El hambre se esfumó de la conciencia de muchos, y la crisis alimentaria retumba en los estómagos y los bolsillos de los más necesitados.
A ritmo acelerado escalan los precios de los alimentos, hablo de básicos tales como trigo, arroz, maíz, frijoles…; urgen alternativas que cambien lo antes posible la realidad de una crisis internacional de producción de comestibles, es cuestión de supervivencia de la especie humana, ¡que nadie lo dude!
Ante los alarmantes costes parece que el afamado concierto desconcierta mucho más a quienes lo sufren en carne propia, la mayoría de la población mundial. Según informes del Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), continúan incrementándose los de los cereales, los aceites vegetales y los lácteos; todos de primera necesidad
Ni el más virtuoso artista podría armar en plena presentación musical el atónito desvarío, la música de tal concierto es mucho más compleja, pero tan sencilla si llegara a las mentes y corazones de los ricos que se empeñan cada vez más de ostentar sobre quienes ni una vez tuvieron la posibilidad de soñar.
Repartir las riquezas entre todos sería una opción recomendable, pero falta mucha luz en quienes malgastan a don dinero sin percatarse que las víctimas por hambre, cada día, son mayores.
La voluntad gubernamental de los países viene de la mano de la recurrente pero nada despreciable crisis alimentaria. La opinión pública la juzga, mientras continúan los atroces reportes de cualquier latitud que dan fe de sus secuelas.
La crisis alimentaria mundial demanda del concurso de todos los esfuerzos, producción y más producción será la solución disponible y luego su reparto equitativo y justo; mientras no pocos buscan en la basura una manera de sustento, sería recomendable hacer énfasis en la necesaria e imprescindible realidad, cuando la balanza entre ricos y pobres pesa alimentos vs precios, nuevamente el concierto desconcierta, y es tiempo de que pare tal locura.
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