Al menos 13 personas, entre uniformados y civiles, perdieron la vida hoy y otros tres resultaron heridos por la explosión de dos bombas contra un autobús de transporte militar en Damasco, la capital de Siria.
Un artefacto explosivo estalló al paso del vehículo y cinco minutos después explotó otro en el lugar cuando los civiles se aglomeraron para rescatar a las víctimas, informaron oficiales de la policía a Prensa Latina que estuvo en el lugar del incidente.
Agregaron que una tercera bomba fue desactivada por los zapadores en el mismo sitio y denunciaron que el objetivo de los autores de este crimen es causar el mayor número de víctimas.
El atentado ocurrió en Jesser al-Rais, una zona céntrica muy concurrida por los civiles y donde se encuentra la terminal de autobuses que comunica a la capital con las localidades a su alrededor, y a tan solo unos metros del Museo Nacional y la Universidad de Damasco.
Desde la liberación de las zonas periféricas capitalinas de la presencia terrorista en el verano del 2018, Damasco vive una calma que fue perturbada por atentados selectivos contra figuras militares y civiles.
Tales ataques, según confirman analistas, son perpetrados por células terroristas que reciben órdenes e instrucciones de agencias de inteligencia de países hostiles a esta nación árabe, en particular de Israel, Estados Unidos y sus aliados, con el fin de desestabilizar a la nación y elevar la moral de los extremistas.