Dignidad

Guantánamo.-  Recientemente leí un escrito de apenas tres párrafos que motivaron mi reflexión por el mensaje que transmite acerca de los valores que nos caracterizan, los cuales perduran a pesar de las vicisitudes cotidianas y los problemas económicos.

El texto en sí describe como un joven de 20 años, en la capital del país, transportaba cartones de huevos en una bici taxi, y ante las propuestas de algunas personas se negó a venderlos porque estaban destinados a un círculo infantil.

La acción merece todos los aplausos y consideraciones positivas, en un asunto tan vital como la alimentación en Cuba, máxime en estos momentos luego de la devastación que ocasionó el huracán Irma en casi todo el territorio nacional.

Demostraciones de esa naturaleza demuestran que “todo no está perdido”, y que entre los jóvenes abundan, más de lo que imaginamos, gente humilde, honesta, dignas.

La educación de valores es una preocupación que ocupa a muchísimas personas e instituciones en la mayor de las Antillas. Revertir el actual panorama llevará años, y en ese empeño la familia, en primer lugar, la escuela y los centros de trabajo tienen la mayor responsabilidad.

En tal sentido, nuestro Héroe Nacional, José Martí, escribió: “Educar es depositar en cada hombre la obra humana que le ha antecedido, es hacer de cada hombre resumen del mundo viviente, para que flote sobre él y no dejarlo debajo de su tiempo con lo que no podrá salir a flote”.

Los valores se educan y se forman desde la cuna. Indudablemente esa educación debe estar dirigida a la formación integral del hombre en la sociedad. Ello implica que es necesario poner a los niños, adolescentes, jóvenes o adultos en situaciones de experimentar en lo individual y colectivo aquellos parámetros positivos.

La historia que dio pie a esta reflexión constituye una muestra de dignidad, que es, además, ser honestos, responsables y humanos.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *