Guantánamo. – El domingo 26 de noviembre los cubanos protagonizaron otra jornada por la Patria al acudir a las urnas para votar por sus delegados de circunscripción, quienes a su vez son sus representantes en las Asambleas Municipales del Poder Popular.
Los guantanameros eligieron a 499 de los 600 a designar, de ellos el 52,50 por ciento fueron reelegidos por su buena ejecutoria; el 26,85% son mujeres y el 78 son jóvenes. Mientras que 101 circunscripciones de toda la provincia van a segunda vuelta el próximo día 3 de diciembre, porque ninguno de los candidatos obtuvo la mitad más uno de los votos válidos.
Una vez concluida esta etapa, comenzará un importante período de trabajo. Es un cargo de reconocimiento social, pues ninguno percibe remuneración salarial alguna y desempeñan sus funciones aparejado con sus compromisos laborales.
Ellos tienen la responsabilidad de lograr una estrecha comunicación con quienes los eligieron y al mismo tiempo promover y analizar las sugerencias, responder a las inquietudes, tramitar…
Los delegados no son meros transmisores de las necesidades desde el barrio hasta la autoridad municipal, a ellos les corresponde buscar en las distintas entidades económicas y de servicios soluciones para resolver los diferentes problemas de sus electores y su comunidad.
Los vecinos saben que no siempre pueden recibir la solución a todos los planteamientos, pero sí la explicación oportuna cuando estas deban aplazarse o sean impracticables, como mismo se buscan alternativas entre entre los propios habitantes del barrio para resolver con el concurso del ingenio creador muchas de las problemáticas.
En tiempos en que en Cuba se actualiza el modelo económico y persisten carencias materiales por el férreo bloqueo que el gobierno de los Estados Unidos mantiene contra la isla, además de otras insuficiencias de orden interno, desde la circunscripción puede experimentarse sobre esquemas eficaces de autogestión popular.
Y en ese sentido los delegados tienen mucho que aportar para mejorar la participación ciudadana y la democracia autóctona, aval con el que emprenderán una etapa de gobierno que será complementada próximamente con la elección a otras instancias, como reglamenta el sistema del Poder Popular, para bien de la sociedad.
