De la emblemática Cruzada Teatral hablan sus protagonistas

Guantánamo.- La Cruzada Teatral es una obra de fe, otra apuesta por un mundo mejor, nuestro franco y auténtico homenaje al Apóstol de la independencia cubana, José Martí, y a su fórmula del amor triunfante “Con todos y para el bien de todos”, así dijo Emilio Vizcaíno, director general de la Cruzada, antes de que, por trigésima ocasión, partiese a las montañas su elenco nacional y extranjero.

 “Es el evento más importante del teatro guantanamero y cubano en las serranías, rompe el aislamiento geográfico de los sitios distantes de los grandes teatros, establece relación armónica entre juglares y comunidad y, más que un hecho artístico, es un acontecimiento social amado por los habitantes del lomerío del extremo oriental de la Isla”, apuntó el experimentado actor local.

Luego de tres décadas, esta gira permanece viva y hermosa, manteniendo su objetivo de contribuir al enriquecimiento cultural en recónditos parajes, muy a tono hoy con la estrategia de desarrollo del país, fomentando valores sociales y culturales, y la calidad espiritual y de vida de la población, coincidieron sus protagonistas al retomar su peregrinar este 28 de enero.

Porque Martí es el ideólogo de la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa, y el aniversario de su natalicio adquiere cada año especial dimensión aquí, con la ofrenda floral y artística de locales y foráneos aunados en esta expedición, antes de partir al llamado de la utilidad de la virtud, apuntó Ury Rodríguez, el “cruzado” en activo con más ediciones vividas (29).

El difícil pernoctar de 34 días en condiciones de campaña, se hace más ameno con la calurosa bienvenida en cada parada, el retablo campestre desplegado, el espacio colectivo tan agreste como hermoso, el café o el humilde techo compartidos, y el gratificante aplauso del público, que ha sido el mayor incentivo de estos 30 años de la gira, señaló el artista guantanamero.

No llena bolsillos pero sí el alma, es un suceso trascendente que debe perdurar, alega Gertrudis Campos, una de las fundadoras de la ruta en 1990, quien da fe de las varias generaciones de montunos que han crecido amando al teatro y desarrollando su apreciación artística gracias a esta iniciativa, que les ha acercado los clásicos de la dramaturgia y la literatura universales.

Por su parte, la dramaturga y crítica Alba Babastro subraya que el teatro guantanamero tiene un antes y un después de la Cruzada, la cual definió como una manera de hacer, y desde sus inicios sumó al maestro titiritero Armando Morales y al teatrólogo Omar Valiño, quienes aportaron a su estética, a lograr un proyecto más sólido, y pusieron la escena de la provincia en la palestra nacional.

Mucho se ha redimensionado desde entonces, y el desafío ahora es seguir creando y potenciando sus atractivos para mantener a la audiencia interesada, por eso hacer teatro en la montaña es un reto asumido con el corazón y con profesionalidad, opina la comunicadora Nancy Silega, y asevera que este es el evento teatral comunitario de mayor alcance del país y, ¿por qué no?, de Latinoamérica toda.

Motivados por la filantrópica experiencia, a sus ediciones han respondido en estos años creadores de 16 naciones de América Latina y Europa, y de diversas regiones de Cuba, para acompañar a los teatristas guantanameros en su itinerario que, en 34 jornadas, anualmente, abarca cerca de 200 localidades del este de la Isla, similar número de funciones gratuitas y más de 60 000 espectadores.

Así lo puntualiza el actor titiritero Eldys Cuba, a cargo del programa, quien comenta que a la cabeza de la troupe están ahora los grupos guantanameros Guiñol, Dramático, La Barca y Ríos; junto a algunos invitados como Teatro del Caballero y El Arca, de La Habana; Total Teatro, de Las Tunas; y las compañías foráneas Recoveco y Puriq Arte Intercultural, de Colombia y Perú, respectivamente.

Mochila al hombro —dijo Eldys— igual arrancaron en esta etapa de la gira el grupo local Carpandilla, el reconocido caricaturista cubano Arístides Hernández (Ares) —a cargo de la imagen gráfica—, los actores Agustín Montano, residente en España, y Ernesto Lugones, del capitalino grupo Para Contarte Mejor, y el fotógrafo chileno Gonzalo Vidal, interesado en perpetuar las vivencias.

Se involucrarán en otras fases de la ruta: Teatro Andante, de Granma —constante desde la segunda edición de la Cruzada—, Palabras al Viento, de Holguín; Teatro de los Elementos, de Cienfuegos; Dador Teatro, de Sancti Spíritus, y los extranjeros Rayuela (Argentina), «Zirtaka» Antzerki Tablea (País Vasco), y vuelven Kalipatos (México) y Agité Teatro (Colombia).

En esta edición, cerca de 30 unidades artísticas conformarán el elenco, que hasta inicios de marzo actuará a lo largo de cientos de kilómetros, por los municipios de Manuel Tames, Yateras, San Antonio del Sur, Imías, Maisí y Baracoa, donde paralelamente se activarán acciones de superación, que en estas giras han servido de escuela a artistas aficionados de esos parajes.

Será un lujo contar, en algunos momentos del cronograma, con notables figuras de otras artes, como el Premio Nacional de la Plástica Nelson Domínguez.

El repertorio abarcará, para todas las edades, puestas escénicas habituales y de estreno, abordadas desde diversos estilos, y destacará entre las acciones una gran feria titiritera a mediados de febrero, en Maisí, dedicada a Armando Morales y a la Unión Internacional de la Marioneta, y el coloquio Teatro y Comunidad, el 25 de ese mes en Boca de Yumurí, zona costera de Baracoa.

Este capítulo 30 de la Cruzada celebra el medio siglo del Guiñol Guantánamo, precursor del teatro profesional en su provincia, y será otra inolvidable experiencia, dicen hoy los protagonistas del proyecto que, este 28 de enero, antes de partir a las lomas recibió —entre otras distinciones— el galardón Con todos y para el bien de todos, que otorga la Casa de José Martí en Zaragoza, España, a entidades que preservan el legado del Héroe Nacional Cubano.

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