Guantánamo.- El respeto por los derechos humanos en Cuba es uno de los pilares establecios desde el mismo inicio de la Revolución el 1 de enero de 1959, sobre la base de la igualdad de oportunidades de todos los integrantes de la sociedad. De acuerdo con la Constitución de la República aprobada en 1976, «todos los ciudadanos gozan de iguales derechos y están sujetos a iguales deberes».
Con este principio se edificó una nueva Cuba alejada de los preceptos neocoloniales que marcaban abismales diferencias sociales.
El artículo 43 de la Carta Magna aprobada en referendo nacional por el pueblo contribuyó a materializar los esfuerzos del gobierno por garantizar el acceso, según méritos y capacidades, a todos los cargos y empleos del Estado, de la Administración Pública y de la producción y prestación de servicios.
En la Cuba de hoy además del derecho de todos los ciudadanos a disfrutar de la enseñanza en cualquier institución docente del país y percibir un salario igual por trabajo igual, se garantiza su asistencia en cualquier institución del sistema de salud pública también sin pago alguno.
Las medidas gubernamentales de carácter incluyente anularon para siempre las brechas sociales y extirparon males como la discriminación racial.
La Revolución Cubana demostró que la lucha por la igualdad es posible, y sus resultados son palpables dejando sin efecto la filosofía de la exclusión por el color de la piel, la cual no se ajusta a respeto de los más elementales derechos humanos.
Episodio histórico constituyó la presencia de decenas de miles de internacionalistas cubanos combatiendo junto a los pueblos africanos explotados precisamente por el colonialismo y víctimas del racismo impuesto por el regimen del apartheid.
En Cuba fueron formados durante los últimos 40 años más de 35 mil jóvenes africanos y actualmente estudian en diferentes universidades de la Isla dos mil 800 jóvenes de una treintena de países de ese continente, donde, además, profesores cubanos forman médicos en facultades fundadas en Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Gambia y Eritrea; otro ejemplo de igualdad, solidaridad y la dignidad que desconoce el término racismo.