Guantánamo.- Y entonces en mi casa, donde solemos buscar el mínimo pretexto para celebrar (ya sea un nuevo día, la dicha de estar juntos, sin hablar de cumpleaños o fechas marcadas), solo se escuchaba el ruido del repiqueteo de los albañiles en la cocina, y la programación radial y televisiva… No era un día cualquiera, sino el fatídico 18 de mayo.
Ese viernes estaba imbuida en mi rutina de trabajo cuando pasadas las 12:08 mi prima-hermana, atormentada por un tiroteo en una escuela de Texas, (otro… ), me escribe:
Desesperada comienzo a tratar de confirmar la terrible notica, deseando que fuera otra “freak news”. No la hallo, crecen mis esperanzas de que todo sea incierto hasta que en minutos comienzan a salir las primeras informaciones…
Lo demás ya se conoce de un modo u otro: el Boeing 737 de Cubana de Aviación se incineró segundos después de partir del Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, con destino a la provincia de Holguín…
El seguimiento por todas las vías que tenía disponible, la esperanza creciente al conocer del traslado de 3, 4 sobrevivientes al hospital Calixto García de la capital… mucha confusión en ese momento… Comentarios entre mi familia y los vecinos: “no, pero si los bomberos y los de rescate y salvamento llegaron enseguida…hay gente ayudando…hay que tener fe!
Pero luego las imágenes desde el sitio del suceso me obligaban, en contra de mi voluntad, a sentirme cada vez más pesimista… ¡Dios mío (siempre solemos invocarlo), pero quien quedó vivo ahí!
Y la triste realidad fue saliendo, entre fotos, videos de aficionados, algunos tan deleznables y falta de humanidad que…las notificaciones oficiales, el presiente cubano, Miguel Díaz Canel, junto a otros dirigentes del país, en el lugar, el contrataque colectivo a un par de mal nacidos por sus infelices comentarios en las redes sociales, las condolencias llegando de todas partes del mundo…
Días de mucho desasosiego que iban en aumento con los reportes sobre el estado de las tres sobrevivientes, la identificación progresiva de las víctimas, los testimonios de sus allegados, el pesar de la gente de Holguín ( la mayoría de los pasajeros era de allí), de Granma, Las Tunas, Santiago…y muchos rincones más de nuestra Cuba donde solemos compartir y solidarizar el dolor.
Lágrimas derramadas ante fotos de los fallecidos, la llegada de sus cenizas, los funerales, la muerte de una de las muchachas, de la otra… El hallazgo de las cajas negras, el trabajo ininterrumpido de cientos de personas, entre ellos, los equipos médicos del Calixto, y los del Instituto de Medicina Legal, el constante acompañamiento y atención a los familiares.
Guantánamo unido a toda Cuba en estos momentos de tanto dolor, en los que también estamos conscientes de la seria labor de los investigadores para determinar la causa de tan terrible hecho donde perecieron más de 100 personas, e informar no solo al país, sino a todo el mundo.
Nadie está preparado para la pérdida de un ser amado, cuando la muerte te lo arrebata de manera inesperada y cruel. Cuesta reponerse, nunca se olvida, pero seguimos andando con esa fuerza que sale de los corazones, cuando marchan juntos, algo que distingue a los cubanos.
