Aunque sus reinados olímpico y mundial habrían bastado para afianzarse como Buque Insignia del Deporte Cubano, el boxeo añadió otras páginas importantes a su hoja de servicios en el año por terminar.
Cualquier intento de recuento tiene que pasar por recordar las condiciones en que se fraguó la llegada a la cita bajo los cinco aros, signadas por el fantasma de la covid-19 imperante desde 2020, que limitó el roce internacional y accidentó el reparto de los cupos.
La primera de esas realidades pesó de manera especial sobre Arlen López y Julio César La Cruz, quienes carecieron de la preparación competitiva óptima para conocer a presuntos rivales luego de ascender de 75 a 81 y de 81 a 91 kilogramos, respectivamente.
En medio de ese panorama fue clave el periplo por Alemania, México y Países Bajos, realzado por el cartel de combates a seis asaltos que dejó siete triunfos y un empate ante profesionales reunidos en la ciudad de Aguascalientes, en el país de los aztecas.
Entonces la demostración de sus pupilos devino claro mensaje sobre los saldos del trabajo desplegado por Rolando Acebal y su colectivo, matizado por adecuaciones ajustadas a las tendencias más contemporáneas del entrenamiento deportivo.
En definitiva América no organizó certamen eliminatorio, las plazas se asignaron por ranking y Cuba accedió a siete de las ocho pretendidas, lo que incrementa el valor de sus cuatro títulos en Tokio, incluidos los de Arlen y Julio, también monarcas en de Río de Janeiro 2016.
Los otros llegados a la cima en la capital japonesa fueron Roniel Iglesias (69 kg), quien reeditó un alegrón vivido en Londres 2012, y Andy Cruz (63 kg), encargado de sellar el perfecto quehacer de su escuadra en los pleitos finales disputados allí.
La cosecha se completó con el tercer bronce consecutivo de Lázaro Álvarez (60 kg) en esas justas, lo que significó que solo Yosbany Veitía (52 kg) y Dainier Peró (+91 kg) regresaron a casa sin medalla.
Su posposición hizo que Tokio 2020 resultara antesala del campeonato mundial, hecho inédito que otra vez puso a prueba a preparadores dispuestos a aplicar acciones novedosas sin renunciar a la esencia de la escuela a la que dan continuidad.
La confrontación llegó tres meses después del último campanazo escuchado en suelo tokiota, fue acogida por Serbia y estrenó el formato de 13 categorías aprobado para esos eventos.
Cuba dispuso de ocho hombres tras cuatro bajas causadas por la pandemia y otra por decisión personal, pero aun así alzó tres cetros en otra final impecable, aportados por los consagrados Julio (92 kg) y Andy (63,5 kg), y el novel Yoenlis Feliciano Hernández (75 kg).
Otros dos debutantes, Osvel Caballero (57 kg) y Herich Ruiz (86 kg), se adjudicaron terceros escaños, en tanto Kevin Brown (67 kg) recibió elogios pese a quedar a las puertas del podio, algo inesperadamente sucedido también a Lázaro (60 kg) y Roniel (71 kg).
Se sabía difícil combinar la puesta en forma de quienes cubrieron el camino rumbo a Tokio y los llamados a filas carentes de esa fortaleza, pero la sapiencia de los expertos mereció buenas notas en ese otro examen y la supremacía ejercida en la principal urbe serbia elevó a 12 las acuñadas por Cuba en tales escenarios.
Una estancia en Uzbekistán signada por provechosos sparrings complementó los entrenamientos organizados en la escuela nacional y ni la presencia de 13 elencos con exponentes en todos los pesos impidió hacer la fiesta por delante de dos de esas: Kazajistán (2-2-1) y Estados Unidos (2-2-0).
Quedó detrás el discreto baño dorado de Ekaterimburgo 2019 (1-1-1) y Julio se encumbró aún más con su quinta escalada al trono universal.
Pero la campaña no fue únicamente de los mayores. Inició y cerró con protagonismo de los bisoños.
El campeonato mundial juvenil tuvo acciones en la ciudad polaca de Kielce, en abril, y la armada cubana se llevó un metal áureo y dos de bronce.
Jorge Luis Felimón (91 kg) fue el monarca, y Dany Landis Lafós (69 kg) y Fernando Arzola (+91 kg) colocaron sus nombres entre los ocupantes de terceros escaños.
Es cierto que seis muchachos quedaron con deseos de visitar el estrado, pero la preparación no fue la deseada en medio de limitaciones vinculadas a la covid-19.
La compensación del colectivo encabezado por Santiago Suárez coloreó el torneo de los I Juegos Panamericanos Júnior de Cali 2021, disputado en la localidad de Buga: una dotación integrada por siete muchachos tributó cuatro fajas, una medalla de plata y otra de bronce.
Los campeones fueron Edwart Marín (52 kg), Kryhztian Barreras (75 kg), Luis Frank Reinoso (81 kg) y Ronny Álvarez (91 kg); el subtítulo quedó en poder de Jorge Forcades (69 kg) y el puesto número tres correspondió a un Adrián Fresneda (+91 kg), maltratado por una horrorosa decisión arbitral.
El liderazgo no pasó del ámbito varonil, porque Estados Unidos completó cinco fajines gracias a lo conseguido entre las damas, pero constituyó un excelente cierre de campaña, esculpido por los encargados de proyectarse hacia el futuro.
Casi para concluir, un dato ya expuesto por el colega Rodolfo Durán: 19 de los 31 púgiles cubanos presentes en los episodios de mayor rango del 2021 conquistaron medallas, 12 de oro.
Ojalá el año por comenzar avive la incorporación de las mujeres de la Isla a esta disciplina, al tiempo que se consolide la pretendida inserción de sus principales hombres en circuitos profesionales y la reactivación del calendario local arroje los resultados esperados.
Sin grandes certámenes a nivel global, las expectativas seguirán centradas en lo que logre la Asociación Internacional de Boxeo para satisfacer al Comité Olímpico Internacional, que decidirá en 2023 si ese deporte aparecerá en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, de los que por ahora está excluido.
Fuente: Jit