 Religiosos y autoridades de Cuba asistieron a la misa de exequias del cardenal Jaime Ortega, celebrada en la Catedral de La Habana, donde se despidió a quien además fue arzobispo emérito de La Habana.
Religiosos y autoridades de Cuba asistieron a la misa de exequias del cardenal Jaime Ortega, celebrada en la Catedral de La Habana, donde se despidió a quien además fue arzobispo emérito de La Habana.  Ofrendas florales del primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro, y del presidente Miguel Díaz-Canel adornaron el templo de estilo barroco que cobijó durante tres días los restos mortales de Ortega.
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El arzobispo de La Habana, monseñor Juan de la Caridad García, celebró la misa de exequias y resaltó la trayectoria religiosa y humana del cardenal, nacido en la provincia occidental de Matanzas el 18 de octubre de 1936.
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Jaime Ortega fue instrumento de luz y salvación, aseguró García en la ceremonia, a la cual asistieron el primer vicepresidente de Cuba, Salvador Valdés; el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento), Esteban Lazo, y el vicepresidente Roberto Morales.
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Durante el servicio que reunió a obispos, sacerdotes, feligreses e invitados nacionales y foráneos, se dio lectura al mensaje enviado a La Habana por el papa Francisco con motivo del deceso de Ortega.
Velado en capilla ardiente por tres días y ataviado con la vestimenta de su jerarquía eclesiástica, recibió el homenaje de fieles y admiradores en la Catedral de La Habana, de donde partió el cortejo fúnebre hasta la Necrópolis de Colón.
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En el Panteón de los Obispos descansan a partir de hoy los restos mortales de Ortega, quien fue presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y anfitrión de la visita a la isla de los tres últimos papas: Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
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El cardenal Jaime Lucas Ortega Alamino dio un aporte significativo a la fluidez de las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado cubano, indica una nota oficial.
Además, refiere que fue portador de misivas del papa Francisco a los expresidentes de Cuba y Estados Unidos Raúl Castro y Barack Obama, respectivamente, como contribución al restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
