Científicos, médicos y ciudadanos preocupados de Cuba y el mundo enviaron una carta abierta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, sobre las vacunas de la mayor de las Antillas contra la COVID-19.
La misiva, compartida por el Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex) en la red social Twitter, hace referencia a la supuesta voluntad del mandatario norteamericano de suministrar cantidades significativas de vacunas si una organización internacional las administrara y lo hiciera de manera que los ciudadanos promedio tuvieran acceso a ellas.
Los firmantes señalan que tales declaraciones sorprendieron a muchos, incluidos estadounidenses que han tenido contacto directo con el sistema de salud cubano, e indignó a los trabajadores cubanos del sector que arriesgan sus vidas para contener la pandemia en el país caribeño.
«Esto no refleja la realidad cubana y lamentamos que la desinformación por parte de actores malintencionados esté influyendo en sus decisiones políticas», alegan.
Expresan que las afirmaciones de Biden sugieren que el despliegue de las campañas de vacunación en Cuba son ineficientes y discriminatorias, cuando la realidad es que como han confirmado tanto la Unicef como la Organización Mundial de la Salud (OMS), las tasas de vacunación infantil en la nación antillana superan el 99 por ciento.
«La inmunización es parte del sistema de salud pública universal de nuestro país, gratuita para todos los cubanos sin importar su condición socioeconómica, política, religión, sexo o raza».
Resaltan los logros de Cuba en esta materia, entre ellos el desarrollo de la primera vacuna eficaz del mundo contra la meningitis B (enfermedad meningocócica) en 1989.
Asimismo explican que en varias ocasiones se ha pedido a los expertos cubanos en vacunas que ayuden en los esfuerzos mundiales para eliminar la poliomielitis, y la OMS ha recurrido a instalaciones de producción de Cuba para exportar las vacunas que se necesitan con urgencia al ‘cinturón de la meningitis’ en el África subsahariana.
En cuanto a la respuesta cubana ante la pandemia, comentan que el país ha experimentado un aumento reciente en los casos que amenaza con abrumar el sistema de salud en algunas partes del territorio nacional, sin embargo, la respuesta ha sido más eficaz que la de muchas otras naciones que no han recibido esta dura crítica de Washington.
«Lo que hace que Cuba sea única es la necesidad de manejar la epidemia bajo un embargo (bloqueo) financiero, comercial y económico paralizante, impuesto por el gobierno de Estados Unidos durante las últimas seis décadas».
Subrayan que más de dos millones de cubanos, o casi el 30,2 por ciento de la población, ya ha sido completamente inmunizada con vacunas desarrolladas en Cuba contra la COVID-19.
Abdala, con una eficacia del 92 por ciento en los ensayos clínicos de fase III, recibió la autorización de uso de emergencia de la autoridad reguladora cubana el 9 de julio, convirtiéndose en la primera en alcanzar este estatus en América Latina; mientras que Soberana alcanzó el 91 por ciento y también está cerca de la autorización de uso de emergencia, añaden.
Al ritmo actual de vacunación, aseveran, se podría llegar a toda la población en octubre o noviembre, y las dificultades en esta campaña, incluidas las importaciones de ingredientes vitales para la producción de las vacunas, se deben principalmente a las restricciones financieras impuestas por las sanciones estadounidenses.
Si el gobierno de Estados Unidos realmente quisiera ayudar a los cubanos, podría revertir las 243 medidas de la era de Trump (Donald), posiblemente solo con una firma del presidente, o el Congreso podría levantar las sanciones por completo, como lo exigen cada año los votos abrumadores de las naciones del mundo en la Asamblea General de la ONU, expresan en la misiva.
«Presidente Biden, Ud. puede hacer mucho bien si avanza en la dirección correcta y toma en consideración lo que la mayoría de los cubanos que viven en Cuba desean. Esto no incluye ignorar y debilitar su sistema de salud pública, pero sí incluye el respeto por los logros de la nación».
La carta concluye manifestando la esperanza de que las amenazas compartidas que plantea la pandemia de COVID-19 conduzcan a una mayor colaboración, no a más confrontación.
Tomado de la ACN