Guantánamo.- La mañana en Guantánamo luce diferente, al inconfundible colorido de los uniformes escolares de niños y adolescentes se suma un sobresaliente detalle; en sus manos llevan rosas y flores que iluminan aún más la jornada sabatina. Es 28 de octubre, fecha en que los ríos y mares de toda Cuba se hacen eco del respeto y amor hacia un hombre: Camilo Cienfuegos.
Le llaman el Señor de la Vanguardia, a pesar de su juventud. Solo tenía 27 años cuando su vida se truncó de manera abrupta y desconsoladora para los cubanos, era uno de los combatientes del Ejército Rebelde (ER) que gozaba de más simpatía entre el pueblo. De procedencia humilde y un preclaro sentido de la justicia, se entregó por completo a la causa.
Su figura ha trascendido también como el Héroe de Yaguajay. En 1958 protagonizó, junto a Ernesto Che Guevara, uno de los capítulos decisivos en la ofensiva final del ER; la invasión de Oriente a Occidente. Sus tropas vencieron más de 800 kilómetros de obstáculos naturales y soldados de la tiranía batistiana, hasta librar su combate más importante, el de Yaguajay.
Al hablar de Camilo Cienfuegos, nos viene a la mente el joven de espesa barba y sobrero alón con su ametralladora al hombro y esa inmortal sonrisa que lo definía como jaranero empedernido, sin embargo muy responsable al mismo tiempo y el único que le gastaba bromas al Che, su compañero de lucha y amigo.
Posterior al triunfo de la Revolución, el expedicionario del yate Granma, combatiente de la Sierra Maestra y líder natural tuvo una corta participación en el desarrollo del país debido a su temprana muerte. Después de conjurar la traición de Hubert Matos en el legendario Camagüey, donde escribiera tantas hazañas con su columna durante la invasión a occidente, desaparece en el mar a bordo de una avioneta azotada por una fuerte tormenta, cuando intentaba regresar a La Habana.
Luego de intensas jornadas de búsqueda, el Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, Comandante en Jefe Fidel Castro, informaba al pueblo sobre la infructuosa gestión. Sus palabras dejaron estampada para siempre la definición del combatiente extraordinario:
“…hombres como Camilo Cienfuegos surgieron del pueblo y vivieron para el pueblo. Nuestra única compensación ante la pérdida de un compañero tan allegado a nosotros es saber que el pueblo de Cuba produce hombres como él. Camilo vive y vivirá en el pueblo…”