Guantánamo.- Octubre es mes de tributo a dos grandes de la historia de Cuba: Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos, dos hombres que compartieron el mismo noble ideal de luchar por la soberanía de esta tierra.
Y precisamente en homenaje a estos héroes se celebra del 8 al 28 de décimo mes del año, la Jornada Camilo-Che.
El 9 de octubre de 1967 fue asesinado en La Higera, Bolivia el Che. Allí había llegado en una nueva etapa de su vida, comandando una pequeña guerrilla con el propósito de continuar contribuyendo a la liberación latinoamericana. Fue capturado y ejecutado en forma clandestina por el Ejército Boliviano con la colaboración de la Agencia Central de Inteligencia.
El 28 de igual mes, pero en 1959, muere Camilo Cienfuegos en un trágico acontecimiento cuando regresaba a La Habana tras neutralizar una conspiración contrarrevolucionaria en la provincia de Camagüey, dirigida por Hubert Matos, y su avioneta se extravió y desapareció en el mar sin dejar rastros.
La gran amistad que unió a ambos revolucionarios está llena de anécdotas y ha pasado a la a historia de Cuba como un símbolo de la relación entre dos personas que habían nacido en lugares distintos de América Latina y que incluso tenían alguna pequeña diferencia de edad y un caracteres diferentes.
Con el desarrollo de la guerra revolucionaria el Che Guevara y Camilo Cienfuegos se entrelazaron aún más al protagonizar ambos una gran hazaña: conducir dos columnas invasoras desde la Sierra Maestra hasta la entonces provincia de Las Villas, en la zona central del territorio cubano, proeza militar solo comparable a similar gesta protagonizada por Antonio Maceo y Máximo Gómez en la Guerra de 1895.
Las columnas invasoras continuaron hacia La Habana, adonde arribaron en los primeros días de enero de 1959 para consolidar el triunfo de la joven revolución.
Los extraordinarios legados del Che, argentino, extraordinario médico, económico e internacionalista; y de Camilo, el cubano del sombrero alón y de la sonrisa amplia, dejan su huella como un sello distintivo no solo en la historia de Cuba, sino también de toda la América Latina.
Seguir los ejemplos de estos grandes hombres y honrar sus memorias en la construcción de la Revolución Cubana, permanece como compromiso ineludible para las distintas generaciones de cubanos que crecen bajo el legado de sus ejemplos.