Calendario: sobre libros y besos robados

Guantánamo.- Sin grandes intenciones efectistas ni grandilocuentes, cada capítulo de esta segunda temporada de Calendario, logra ser más complejo y grave que el anterior. El de este domingo comenzó con una luminosidad engañosa que fue desapareciendo según las subtramas iban avanzando. Tal cambio de tono nos permitió entrar en temas mucho más peleagudos y controversiales, sobre todo si de adolescentes se trata.

La decisión de Bruno de volver para terminar sus estudios preparatorios y comenzar los superiores en su país, fueron explicados con mucha naturalidad, pero dejando muy claro que las migraciones nunca son fáciles, que terminan doliendo y generando en nuestras almas un sentimiento inexplicable a los que algunos llaman “saudade” y otros desarraigos.

Se aprovechó además esta escena con Bruno, para explicarnos de manera muy funcional los destinos de Maykel y Maritza; nuevamente la migración rondando en las historias de nuestros personajes y nuestras propias realidades como espectadores. Es ese es uno de los grandes triunfos de Calendario: el saber tomarse el pulso a la vida y transformarla en arte.

Un beso robado en la peor de las situaciones y sin ser correspondido, tensó la relación de amistad entre Sofía y Melissa: la primera, confundida, en busca de respuestas, de una identidad, de una caricia amorosa y de una amiga que sepa perdonar y respetar. Melissa por su parte, cortó por lo sano como pudo, aunque en su empeño de aclarar las cosas, dejara notable huellas de prejuicios e intolerancia.

Por su parte, la relación entre Raúl y Amalia parecía ir viento en popa, aunque solo durara 24 horas a causa de un robo de libros en el ambiente escolar. Queda todavía por demostrar si este hombre que pone al dinero por encima de los valores culturales, sería capaz también de dejar en evidencia a la mujer que ama. Lo que ha de quedarnos claro es que un resentido Alfonso usará la sustracción de libros a su favor y perjuicio de Amalia.

La “casualidad” llevó a Orestes a la cama de un hotel, en el que el olor a ropa limpia y unos cuantos euros deslumbraron al muchacho y lo arrojaron a los umbrales de la prostitución. Es este uno de los ejemplos más marcados de cómo Salatti va torciendo dramatúrgicamente los caminos de los personajes para hablarnos de temas más maduros y de una relevancia social innegable.

Un Leonardo desconcentrado y en una bajada abismal de su rendimiento académico, ha acabado cediendo al consumo de drogas, que según él le brindan la energía suficiente para asumir todas las responsabilidades que carga en sus espaldas. Pero en este afán de consumir, Leonardo ha puesto frente a los ojos de Orestes una verdad que tenía incompleta, que no acababa de cerrar: la razón y el causante de la encarcelación de Cecilia.

Es sin dudas Salatti un maestro hilvanado las cuerdas de sus historias y en esta ocasión la telaraña que ha creado es hermosa, compleja y a la vez dura.

Clarita García estuvo especialmente brillante en este capítulo en donde una delicada acusación puso en jaque los sentimientos en plena efervescencia de su personaje. La actriz esta temporada conoce a cabalidad hasta dónde puede llegar Amalia desde el diseño, por eso se nota contenida, apoyada en los más mínimos detalles y matices y con un estricto trabajo desde lo interno para no sobreactuar las emociones.

Sobre besos y libros robados se habló este domingo en Calendario, pero también de caminos torcidos, de amistades quebrantadas y de personas que regresan al sitio donde son realmente felices. Las luces engañosas de la serie, se apagaron de repente para que como de costumbre, sea Amalia quien ilumine la inocencia y los caminos de sus alumnos.

Tomado de Telenovelear

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