“Calendario: compasiones desplomadas”.

Guantánamo.- Sobre el poder de la empatía hacia los otros, la solidaridad y la compasión, se habló hoy en Calendario, en donde un techo desplomado por la precariedad constructiva de la casa de Melisa, movilizó diferentes reacciones en los muchachos: algunos reaccionaron desde la piedad, otros desde la indolencia y ciertos casos (como el de Gustavo) desde el egoísmo.

Un caso excepcional como el derrumbe de una casa, propició la ausencia masiva de todo 11no 3, y en esta ocasión eso no significó que todos acudieran a ayudar a la atormentada muchacha y su familia. Retazos de mezquindades se posaron en las actitudes del grupo: actitudes que dolieron en el corazón de Amalia y a las que tendrá que cortar de un tajo desde la dedicación y la ternura.

Duras y viscerales fueron las escenas de Melisa y su madre, acorraladas por todas partes y obligadas a pedir un préstamo que se convertirá en una verdadera ratonera.

Sí, de la compasión y el desplome social de la misma, se habló en Calendario, desde varios niveles; un tema muy acertado por parte del guionista, en tiempos donde las carencias económicas suelen reducir (por desgracia) ciertos valores humanos que no deberíamos jamás perder.

Un peligroso coqueteo en el mundo de las drogas fue protagonizado por Vladimir y Gustavo; un coqueteo que ha de complejizarse y alcanzar a un Leonardo frágil, deconstruido, que acaba de perder un hermano y ve en peligro el matrimonio de sus padres.

Por su parte, Natalia, la aguda youtuver, detectó en Sofía ciertas señales que la hicieron sospechar sobre una homosexualidad femenina, aun por probar, pero que de ser cierta podría poner en peligro la amistad de Sofía y Melisa.

A la “temba” curadora de Arte, que se dedica a algo más que “curar”, no le convenció el vocabulario soez e inmaduro de un Vladimir demasiado inexperto para lidiar con esta mujer vivida, culta y necesitada de algo más que un hombre joven en su cama. Otros costados en el alma del muchacho harán el milagro , que de seguro pondrán a los dos personajes de frente a un amor accidentado y destinado a fracasar.

Sin dudas, este fue el capítulo para disfrutar con más detenimiento de Jaqueline Arenal, una actriz segura, elegante, con una infinidad de recursos actorales para vestir las escenas a su cargo, de credibilidad y mesura. La química que la actriz logra con Fran Daniel Martínez , Vladimir, es inmediata. La veterana intérprete se ocupa de que su parnert esté en la misma cuerda, que se sienta cómodo y que disfrute de cada línea del guion.

Anel Perdomo fue otra que sacó todo su arsenal de emociones, para contar una historia tan visceral y cercana a todos los cubanos como es la de Melisa. Su cuerpo habló junto a las palabras, también lo hizo su rostro ajado y su mirada cristalizada por las lágrimas.

Por su parte Tamara Venereo , aun no le acaba de tomar del todo, el golpe a la televisión. Se siente incómoda, distante. No logra conectar con las atmosferas ni la verdad tan aplastante de su personaje.

De este capítulo hemos de quedarnos con ese violento baño de realidad que Salatti se empeña en darnos. Hoy tenemos un país más triste, más sombrío, con compasiones tan desplomadas como el techo de una casa, con carencias peores que las económicas, pues estas son irreparables: las carencias del alma.

Tomado del perfil Telenovelear

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