Apuntes de la huella francesa en Guantánamo (+ Post)

Guantánamo, ubicada en el extremo más oriental de Cuba, hacia fines del siglo XVIII, era una región casi virgen y despoblada, cuando se produjo el arribo de las primeras oleadas de migrantes franceses provenientes del Haití insurrecto.

Para esa época, se inicia una nueva evolución en la economía, la política, la cultura y la sociedad guantanamera, planteamiento que demostraron los investigadores que participaron en el Taller 220 Aniversario de la presencia francesa en Guantánamo, encuentro que tributa al 153 aniversario del otorgamiento de título de villa, a la ciudad de Guantánamo, el próximo 1ro de diciembre.

Los especialistas del tema refirieron que una sociedad francesa, compró el hato de Santa Catalina, el 12 de noviembre de 1803 y a partir de ese año toma auge el sistema de plantación esclavista, en la región, al tiempo que se trasmite una corriente de pensamiento avanzado de nuevas técnicas y formas más eficientes de ejecución en temas de la economía. Sus aportes contribuyeron a la construcción de obras públicas, que adquirieron preponderancia en la primera mitad del siglo XIX.

Un magnífico ejemplo de ello es el Ateneo Cultural de Guantánamo, Centro La Luz, el edificio más hermoso y de mayores valores arquitectónicos de la ciudad; con fachada neoclásica, decorado con columnas de metal y vanos de las ventanas, confeccionados con delgadas láminas de metal galvanizado, perfectamente troqueladas y voladas sobre la línea de construcción. Esta solución apareció por vez primera en la villa en este edificio, especificó el historiador de la Ciudad, José Sánchez Guerra, en su conferencia La cultura francesa en el Alto Oriente, siglo XIX.

Son los momentos en que se gradúan en las universidades de los Estados Unidos, La Habana, Francia y España, los primeros estudiantes criollos, presididos por la familia Jané Trocné, jóvenes que van a conformar el pensamiento élite del movimiento cultural y artístico guantanamero, y que se pusieron al servicio de la Revolución de 1895.

Se especificó además por el máster en ciencias en Estudios del Caribe, que durante todo el siglo XIX, se publicaron más de 40 periódicos, uno de los cuales, La Voz del Guaso, tenía representantes en Estados Unidos, España y París, lo que mantuvo el vínculo de Guantánamo con Francia.

Julio Janec Janec  en 1925 fue el primer  latinoamericano especialista en Radiología y Radiodiagnóstico. En 1927 con 26 años se gradúa de  Doctor en Medicina  en la Universidad de La Sorbona Francia y desde 1928 hasta 1935, se convierte en el asistente de Madam Curie, pionera en el campo de la radiactividad,

En el encuentro, se hizo referencia a algunas de las personalidades francesas que resaltaron por sus aportes a la región, entre los que se mencionaron a José Faure, Félix Durruthi y Lorenzo Jay, a los quienes el Rey de España, les concedió el título comendador de la Real Orden Americana Isabel La Católica, un premio conferido a ciudadanos españoles o extranjeros por sus comportamientos extraordinarios de carácter civil y los méritos contraídos en favor de la prosperidad de los territorios.

A partir de los años 1870 se produjo una nueva oleada de migrantes  franceses a la región, que tuvo características diferentes a los primeros llegados al extremo más oriental de Cuba, la mayoría de ellos, procedentes de los Bajos Pirineos, que ejercieron distintas profesiones, como comerciantes, pequeños agricultores, sastres y carpinteros, mantuvieron lazos económicos y familiares en Francia, según refleja el historiador Ismael Alonso Comas, autor del libro Franceses en Guantánamo.

El evento concluyó especificando que la trascendencia de la cultura francesa llega hasta nuestros días reflejados en la lingüística y la oralidad, la danza, el arte culinario, la música, la religión, y la arquitectura, al igual que su patrimonio industrial, para formar parte de la cultura e identidad guantanamera.

Casa patrimonial “El Jagüey”, ubicada en Felicidad, Yateras. Construcción domésticas, que constituye un testimonio  de la adaptación de los modelos franceses, con soluciones integradas al contexto agroindustrial de la zona cafetalera.

(Por Liubis Balart)

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