Guantánamo.- El año de 1961 marcó un punto decisivo para la joven Revolución cubana, inmersa en las primeras reformas para erradicar la miseria y la desigualdad heredadas por los anteriores gobiernos. Con los primeros rayos del sol del día 15 de abril, aviones enemigos atacaron sorpresivamente los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba; era el preludio de la invasión que se produciría horas más tarde por Playa Girón.
El bombardeo creó la confusión, pues las naves asesinas venían camufladas con la insignia cubana, con el doble propósito de tomar desprevenida a la defensa y hacer creer que se trataba de una sublevación de la fuerza aérea.
Superado el desconcierto, la agresión fue rechazada por el fuego antiaéreo de los milicianos y soldados rebeldes. Hubo varios heridos y muertos, entre ellos el joven artillero de 23 años Eduardo García Delgado, quien antes de morir a causa de la metralla de un rocket, escribió con su sangre “Fidel”.
La Operación Pluto, de la CIA, estaba en marcha, pero también la respuesta de todo un pueblo.
Al día siguiente, el 16 de abril durante el entierro de las víctimas, el Comandante en Jefe Fidel Castro, proclamó el carácter socialista de la Revolución. Más que un discurso, fue el compromiso para con los caídos y con el pueblo de no dar paso a la intimidación y defender las conquistas al precio que fuera necesario; sus contundentes palabras aún resuenan e inspiran:
Los cubanos enfrentaron la invasión mercenaria, fueron aniquilados de manera aplastante en menos de 72 horas, convirtiéndose en la primera gran derrota del imperialismo en América Latina.
La razón que nos convoca hoy es la misma de entonces, el compromiso con nuestros héroes y mártires, inspiración permanente para los cubanos quienes desde hace más de 60 años libran una batalla sin tregua contra la mayor potencia del mundo que aún no se consuela de que hayan construido en sus propias narices, la Primera Revolución Socialista de América.
