Alemania comenzará el 2022 con el estreno de un nuevo e inédito gobierno de coalición y dejará atrás 16 años de hegemonía conservadora con la saliente canciller federal Angela Merkel a la cabeza.
La ahora exjefa del ejecutivo estuvo a solo nueve días de romper el récord de permanencia en el poder que ostenta su mentor Helmut Kohl.
El recién investido canciller federal Olaf Scholz ascendió al puesto entre otras cosas por el desgaste político que sufrió el candidato oficialista para ese cargo, Armin Laschet, cuestionado por su gestión ante la pandemia de la Covid-19 en el estado de Renania del Norte-Westfalia, donde fungía como ministro presidente.
De igual forma resultó muy criticado su accionar frente a las inundaciones de agosto que afectaron la zona sur del país, así como ciertas declaraciones vertidas durante su campaña electoral.
Pese al espaldarazo que recibió de Merkel, el actual presidente del partido Unión Demócrata Cristiana (CDU) fue cediendo en popularidad lo que despejó el camino para Scholz, entonces vicecanciller federal.
Conocida como semáforo por los colores que la identifican, e integrada por los Socialdemócratas del SDP, los Verdes y los liberales del (FDP), ahora la nueva coalición gobernante suma 416 de los 736 escaños en el Bundestag (Cámara Baja del Parlamento federal). A ese punto se llegó luego de largas jornadas de conversaciones entre los líderes de las tres fuerzas políticas que centraron la atención informativa tras las elecciones legislativas de septiembre.
LOS LEGADOS DE MERKEL
La saliente canciller federal es una figura política que cuenta con gran reconocimiento internacional como lo demuestran sus últimas giras internacionales con escalas, entre otros, en Francia, Estados Unidos, Grecia e Israel.
En esos países recibió los máximos honores y en los tres primeros afianzó posturas dentro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Pero también supo conciliar posiciones y defendió, por ejemplo, la construcción del gasoducto Nord Stream 2 que conectará Rusia con Alemania y Europa Central y del Este a través de mil 200 kilómetros por el mar Báltico.
Por otro lado la crisis financiera derivada de la Covid-19 afectó su gestión y provocó la ruptura de la llamada política de austeridad tras la inyección de miles de millones de euros a las finanzas germanas para apoyar a las empresas y salvar empleos.
Ahora, con el ascenso al poder de Scholz, algunos analistas consideran posible un cambio en ese paradigma, pero la respuesta del nuevo canciller a cómo reconducir las cuentas públicas será clave para toda la zona euro, muy pendiente de la economía alemana, según otros.
LOS RETOS DE SCHOLZ
El emergente gobierno tripartito se formó tras fuertes debates en los que participaron cerca de 300 negociadores, repartidos en 22 grupos, quienes trabajaron por limar sus diferencias, según portavoces de dichas fuerzas políticas, que giraban en torno a la política fiscal y de empleo, ayudas sociales, digitalización y migración.
Zanjados los desacuerdos, la nueva alianza entró en funciones y los socialdemócratas esperan revertir los reveses de los últimos años para así retomar su anterior “gloria política” de la mano de Scholz, un experimentado político de 63 años que se unió al SPD en 1975 y fue elegido por primera vez como parlamentario en el Bundestag en 1998.
Es un abogado que asumió como secretario general de su partido en 2002- que ocupó por dos años-; fue designado en 2007 ministro de Trabajo y Asuntos Sociales en la primera coalición de gobierno de Merkel con el SPD, y en 2018 encabezó la cartera de Finanzas.
Durante el congreso extraordinario de su partido celebrado a principios de diciembre, Scholz dijo que “el progreso define a la nueva coalición”.
Esa alianza permitirá a Alemania un resurgimiento y marcará un punto de inflexión, afirmó el nuevo canciller federal.
Entre los retos inmediatos que tendrá que asumir está el combate a la pandemia de Covid-19 que infectó aquí a más de seis millones 219 mil personas y provocó más de 103 mil 200 fallecidos.
En su intervención Scholz anunció que aspirará a la reelección en 2025 pues los temas relativos al cambio climático y el desarrollo de la infraestructura del país “llevarán tiempo”.
El también exministro de Finanzas durante el gobierno de Merkel se refirió a la falta de desarrollo social de los últimos años y no dudó en culpar a los conservadores por ello.
Tras su investidura, Scholz viajó a París y luego a Bruselas siguiendo así la tradición de sus antecesores en cuanto a las prioridades en política exterior.
Las negociaciones más cortas para formar una coalición de las últimas legislaturas dieron vida al actual ejecutivo, necessitado ahora de recorrer un camino que lo identifique y distinga de su antecesor.
Esa opción parece distante para algunos analistas como el eurodiputado español Manu Pineda, quien en entrevista exclusiva con Prensa Latina dijo que el SPD carece de solidez política para enfrentar con firmeza a Estados Unidos, país que pudiera aumentar su influencia dentro de la Unión Europea (UE).
En cuanto a Merkel, a quien calificó de “muy de derecha”, opino que fue durante sus mandatos fue “defensora de la soberanía de su país”.
Fuente: Prensa Latina