Agradeció Díaz-Canel a movimientos de solidaridad y residentes cubanos en Angola su apoyo incondicional a Cuba

Era imprescindible y necesario encontrarnos con ustedes antes de partir de Angola», aseguró en la noche de este lunes el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-CanelBermúdez, en un entrañable encuentro con representantes de la solidaridad con la Mayor de las Antillas y cubanos residentes en esta hermana nación.

Tras presentar a la delegación que lo acompaña, el Jefe de Estado manifestó su profunda emoción por estar nuevamente en Angola.

En el intercambio, el doctor Fernando Jaime, miembro de la Asociación de Amistad Angola-Cuba, agradeció al mandatario por su visita y sus mensajes. Recordó que la agrupación fue creada el 4 de enero de 1991, cuando la Isla, tras la caída del campo socialista, se adentraba en el llamado Periodo Especial, para apoyarla en esos momentos tan difíciles, esfuerzo y compañía que se mantienen hasta hoy, y seguirán.

Antonio Pedro, de Asopreca, asociación integrada por precadetes y cadetes que estudiaron en Cuba, habló de la solidez profesional y política que adquirieron desde que iniciaron sus estudios en las escuelas de la Isla de la Juventud.

Nosotros, dijo, sabemos que podemos contar siempre con Cuba y su solidaridad, y viceversa.

Clofas Venancio, directivo de la Federación de Sindicatos de Angola, subrayó el permanente apoyo de los trabajadores del país africano a Cuba, y ponderó los estrechos vínculos con los sindicatos de la Isla, un movimiento que crece y se consolida.

En iguales términos se pronunció José Joaquín, en representación de la Unión Nacional de Trabajadores de Angola-Confederación Sindical, quien señaló que para las y los trabajadores angolanos es un gran orgullo la amistad y solidaridad con el archipiélago, y reiteró la gratitud de su pueblo angolano por el sacrificio de los cubanos en la lucha conjunta por la independencia de esta nación.

José Carlos, de la Liga Africana, habló sobre las raíces de una asociación que reivindica y mantiene vivo el espíritu patriótico y nacionalista de los antepasados africanos, por lo que la defensa de Cuba es intrínseca a su labor, y forma parte de unos lazos que son indestructibles e inmortales.Como miembro de la organización juvenil del Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA), visitó la Isla de forma periódica entre 1975 y 1978, recordó cuánta ayuda y asesoramiento recibieron él y otros jóvenes para la construcción del movimiento juvenil angolano, lo cual fue extensivo a lo espiritual.

Nosotros también cantamos con Silvio, con Pablo, con Sara, añadió José Carlos, para luego entonar estrofas de la nueva trova y de la emblemática canción Cuba, qué linda es Cuba.

Representantes del sector privado, de la Federación de Mujeres Angolanas, de Los Caimaneros y otras organizaciones de solidaridad, también contaron de sus experiencias, del porqué lo hacen y de su eterno agradecimiento a la Revolución.

Igual hicieron cubanos residentes en este país, para quienes la Isla es la patria querida a la que nunca le darán la espalda.

UNA HISTORIA DE SACRIFICIOS COMUNES

«Volver a África representa reencontrarnos con una de las fuentes nutricias de nuestra nacionalidad», expresó Díaz-Canel a los presentes, y comentó sobre la aborrecible trata de esclavos que «nos unió para siempre desde hace tres siglos, al impregnar en los genes, en la actitud y la idiosincrasia del cubano, la savia africana que nos ha ayudado a resistir frente a las adversidades, con la lógica envuelta en la belleza de un proverbio africano que reza y cito: “Recuerda, si hay tormenta, habrá arcoíris”».

Tras recordar que fue la «cooperación militar en Angola que se impulsó, el cambio en la correlación de fuerzas en África Austral en el pasado siglo», el mandatario cubano habló de la historia común que une a nuestros pueblos, «edificada por nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros hermanos mayores, nuestros compañeros de estudio y por algunos de nosotros mismos.

Y esa es la base de nuestra indestructible hermandad, que no puede ser olvidada o tergiversada».

Por el sacrificio de ellos, dijo, llegaron miles de estudiantes angolanos a Cuba para cursar diversos tipos de enseñanzas. «Sus escuelas en la Isla de la Juventud, como la Agostinho Neto, les permitió capacitarse para el futuro, impregnarse de las costumbres de los cubanos como jugar dominó, recoger toronjas y adaptarse a nuestras estrecheces o periodos de mejor situación económica.

Al referirse a Los Caimaneros, como se han dado en llamar quienes han estudiado en Cuba, valoró que también ellos «dejaron su impronta en Cuba, por la nobleza que exhibieron, por el respeto a sus profesores y por las tradiciones compartidas.

Ustedes enseñaron a los cubanos a bailar kizomba, a probar platos distintos, a hablar en portuñol, en años en los que se forjó la nueva identidad angolano-cubana que los acompañará siempre».

Recordó el infinito amor; el compromiso; el apoyo ante fenómenos naturales; la condena a la cruel política de bloqueo que mantiene el Gobierno de Estados Unidos y otros tantos que hablan de heroicidad y hermandad, de amistad y agradecimiento mutuos.

A los compatriotas residentes en Angola también dedicó el discurso, porque también ustedes, les dijo, abogan «porque Cuba sea un país más próspero, al que dejen trabajar y vivir en paz para demostrar sus potencialidades reales de desarrollo.

«A ustedes que quieren a su patria; que mantienen comunicación con su familia; que apuestan a desarrollar programas e inversiones en Cuba, quisiera agradecer el constante apoyo a su pueblo durante los complejos momentos vividos en los últimos años», subrayó.

De colaboración y resistencia habló también, porque, tal como dijo, «nunca nos hemos limitado a resistir ni hemos renunciado al desarrollo», lo cual nos ha permitido enfrentar colosales desafíos «como los eventos adversos de distinta naturaleza de los últimos años, al tiempo que impulsamos programas de desarrollo en todas las áreas, basados en la ciencia y la innovación».

Ustedes, dijo, nos han demostrado que «la solidaridad no puede ser bloqueada, que la solidaridad permanecerá siempre como un símbolo de lucha ante la injusticia, y que no hay fuerza en el mundo, por más poderosa que sea, capaz de aplastar la fuerza de la verdad, de las ideas y del amor.

«A los hermanos angolanos de la solidaridad y a los compatriotas cubanos que viven y trabajan aquí por el presente y el futuro de ambos países, les exhorto a que nunca dejen que sus corazones paren de latir por Cuba», pidió.

Continúen cultivando –dijo– los valores que compartimos; hagan que sus hijos y sus nietos conozcan la historia común y sepan del valor de la amistad sincera entre Cuba y Angola, porque tenemos el compromiso de seguir levantando puentes de amor en ambas direcciones, como eterno tributo a quienes dejaron su sangre en esta tierra de donde emergió, siglos atrás, una parte fundamental de nuestros ancestros.

(Tomado de Granma)

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