«Agentes» para acá y para allá

La Operación Milagro ha sido uno de los grandes logros del ALBA.Apenas comenzaba el año 2003 y sectores opositores de Venezuela, con el auspicio de Estados Unidos y un papel predominante de los grandes medios de comunicación, emprendieron una campaña para hacer creer a los venezolanos y al mundo que los cientos de pacientes de los sectores más pobres de la nación bolivariana que viajaban a Cuba a atender su salud y hasta salvar sus vidas, como parte del Convenio Integral de Cooperación, eran «agentes» que se venían a preparar en la Isla.

La colaboración, que se inició el 30 de noviembre del 2000, fue iniciativa de los Comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez. Se ponía de manifiesto, una vez más, la solidaridad cubana que ya para esa época llegaba a decenas de países. Aquella contribución, totalmente gratis, no era –nunca podría serlo– un gesto de dar lo que nos sobraba, sino de compartir lo que teníamos.

Unos años después, a petición del Comandante Chávez, se nos pidió elaborar, junto a la también periodista María Elena Ruiz, un libro con testimonios de los llamados «agentes» curados en Cuba. Eran niños, mujeres, ancianos, enfermos de leucemia, cáncer, cardiopatías, parálisis cerebral infantil y otras dolencias.

Entrevistas en La Habana, donde recibían atención, y en Venezuela, en los entornos donde vivían, se realizaron de inmediato y fueron publicadas en un libro titulado Dios, Chávez y Fidel. Para esa fecha, los llamados «agentes» atendidos en Cuba habían regresado sanos y salvos a su Patria. Más de 72 000 personas fueron acogidas en centros hospitalarios cubanos. Quedaban una vez más al descubierto las calumnias de EE. UU. y la oposición venezolana de querer llevar al mundo el patrón mediático de que esos venezolanos eran agentes de Chávez. El guion de Donald Trump, en su último discurso en Miami, en el que arremetía contra Venezuela y Cuba, es copia fiel de aquel del de hace casi 20 años.

Hoy son los «agentes cubanos» que están en la República Bolivariana, también salvando vidas, ejerciendo la medicina en los más apartados lugares; o maestros que han colaborado para lograr que ese país fuera el segundo de América Latina libre de analfabetismo, mientras Washington se empeña en asfixiar económicamente a esa nación.

Trump se apresta a reeditar la supuesta ayuda humanitaria para luego lanzar bombas, cohetes y ataques mercenarios; guion ya aplicado por otros presidentes de EE. UU. contra Yugoslavia y Libia, con miles de muertos y heridos, desintegración de países y caos. Vale recordarle al presidente Trump y a sus asesores lo dicho por el canciller cubano Bruno Rodríguez, de que en Venezuela se encuentran más de 20 000 colaboradores cubanos, todos civiles y el 94 % de ellos del sector de la salud.

Washington sabe bien que los famosos «agentes de Chávez» venidos a Cuba para recibir tratamiento médico gratuito, no tenían dinero para pagar las atenciones médicas. El esquema de ahora no es nuevo, y lo que Trump llama «ejército privado» son verdaderos soldados empeñados en salvar vidas.

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