Cándido Fabré: El Rey de la improvisación

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Conocido como el ronco sonero, Cándido Fabré es de las voces más singulares de Cuba. Con una trayectoria marcada por éxitos que han trascendido fronteras y más de dos mil composiciones registradas, su música es homenaje a la resiliencia y al espíritu indomable del pueblo cubano. Cándido no solo canta, cuenta historias, transmite emociones y, sobre todo, celebra la vida llevando su sabor a escenarios internacionales y resonando en los corazones de todos durante más de cuatro décadas.

Nacido en San Luis, Santiago de Cuba, Fabré tuvo una infancia marcada por el sonido del son cubano, una herencia cultural que lo acompañaría toda su vida. San Luis siempre ha tenido una gran bendición folclórica y sonera, fui creciendo con esa influencia, escuchando las descargas de los hombres del pueblo que representaban la verdadera trova cantada en cualquier esquina; la gente descargando en un bembé y las congas me fueron contagiando desde que era un niño.

Así fui creciendo en un barrio muy familiar y rico culturalmente; entre el beisbol y el boxeo con mi hermano Pototo fui escribiendo mis primeras canciones y cantando junto a los muchachos del barrio, creyendo desde pequeño que era cantante”, recuerda Fabré.

¿Cómo descubrió que tenía talento para la improvisación?

En mi época estaban de moda las canciones de la década prodigiosa, mientras los demás cantaban yo le inventaba otras letras, después fue que supe que eso se llamaba parodia. Así llegó el momento en que me ponía a cantar en las esquinas y a idear piropos muy espontáneos, me vanagloriaba de saber que lo que yo hacía era diferente a lo que hacían otros cantantes.

Ya cuando estaba en la secundaria fui tomando un poco más en serio todo y componiendo canciones con más profundidad e improvisando con más rigor y eso me dio un buen lugar en toda la comarca, siendo mis compañeros de la escuela y la gente del barrio mi primer jurado, ellos me aplaudían y apoyaban haciéndome creer que si podía ser grande en la música.

Sus primeros años como cantante fueron en el combo “Samurai” ¿Cómo llega a ellos?

Siendo un joven, me subía siempre en las tarimas con la orquesta “Hermanos Salazar” y con el combo “Tropy Cuba” a descargar. Un buen día alguien fue a mi casa y le dijo a mamá que me andaban buscando porque querían un cantante para un combo, el combo “Martí”. Otro día estaba cantando en el central “Miranda” con un grupo de San Luis, cuando alguien se me acerca y me dice que había un grupo en Palma que estaba buscando un cantante y que el cantante era yo.

Entonces fui a Palma Soriano y me presenté, había un casting de varios muchachos y cuando me llegó el momento canté un bolero. Así siguió la guaracha hasta que una cantante que tenían dijo que había que ser sonero e improvisar, y eso por supuesto era la vida mía. Cuando improvisé todo el mundo se recogió y así fue como me quedé en el combo “Samurai” durante casi seis años, siendo el compositor y el cantante principal.

¿Cuál fue su experiencia al unirse a la Original de Manzanillo y qué impacto cree que tuvo en la evolución de la orquesta?

Estando en Palma Soriano dieron una jornada de la cultura manzanillera, ahí estaba la Original y le di uno de mis temas, lo escucharon y les gustó mucho mi manera de improvisar, decidieron trabajar el tema y querían que yo le pusiera la voz. A los pocos días grabé “Guardian del Caribe”, mi primera canción con la Original, tema que empezó a sonar en Granma y a atraer mucho al público.

En julio de 1983 fueron a buscarme a Santiago para unirme a la orquesta, al principio no le puse interés, me gustaba mucho el combo y además estaba enamorado de mi zona. Entonces en un concierto que hicieron, me invitaron y canté un poco, ese día cerramos el baile con el tema que había grabado anteriormente, ellos y el público se cautivaron conmigo, fue algo especial y diferente tanto para la orquesta como para el público, desde ese día me consagré a la Original de Manzanillo, ahí está mi historia, mi nombre, mucho de mi vida y muchas canciones escritas con mi alma, fui el compositor del noventa por ciento de todos esos grandes temas que han sonado y recorrido el mundo.

¿Qué le inspira a componer y a improvisar?

Soy un creador bendecido por la providencia porque no ando forzando nada, de repente me baja la musa y empiezo a escribir en lo que aparezca. Siempre fui muy espontáneo, componer se me hace bastante fácil, siento que me van dictando algo y lo voy plasmando y a la vez casi poniéndole la música. Por supuesto lo que es improvisación es espontaneo, no se piensa, no tiene un texto que lo anteceda. Esa es la magia de improvisar y que la gente se pueda sentir reflejado en lo que haces.

Soy un hombre de tarima y de escena, voy narrando todo lo que va pasando por mi mente, a veces invento historias fantásticas que se le pega mucho a la gente, de hecho, hay muchas improvisaciones que andan por ahí que yo mismo paso trabajo para aprendérmelas, afortunadamente quedan grabadas. Para mí la improvisación ya forma parte de mí, de mi familia, de mi ADN y de mi bregar por el mundo.

¿Qué significa para usted ser reconocido como el “Rey de la improvisación en la música popular”?

Ser conocido así es como una bandera que tengo que llevar siempre en alto, porque al mundo le gusta, me escucha y me reconoce, así haga un pregón o un discurso musical verbal, yo soy un creador que improvisa, no improvisador que crea. Me emociona especialmente que Gilberto Santa Rosa, un hombre al que quiero y me quiere mucho, me reconozca como un gran sonero y compositor, es solo por mencionarte alguno. Estas cosas me llenan de alegría y de energía para seguir improvisando y demostrándole al mundo que hay un corazón sensible, capaz de compartir y de hacer de lo cotidiano algo verdaderamente positivo.

¿Cuáles considera que han sido sus mayores logros en su carrera musical?

Mi mayor logro ha sido conquistar al pueblo, eso es algo que no se compra, eso uno se lo gana. La gente te elige y te hace el suyo cuando verdaderamente eres de pueblo. Yo soy del pueblo y al pueblo voy. Pero eso me lo he ganado haciendo muchas acciones, entregándome desinteresadamente y dando lo mejor de mí, demostrándole al pueblo que aquí hay un artista verdadero y que a pesar del tiempo – ya llevo 46 años de vida artística- estoy presente, transcendiendo en el tiempo y llenando plazas de jóvenes e incluso niños que muchas veces no tienen ni idea de quién soy, pero bailan y hasta amanecen conmigo.

Es el único cantante en la Isla que en los conciertos sabe cuándo empieza, pero nunca cuándo acabar. ¿Cómo mantiene esa la fortaleza y cuida su voz después de tantos años?

Me preparé desde muy joven para esto, y la ventaja es que desde los nueve años practicaba deportes. Mientras pasan los años he ido adaptando mi cuerpo y habituando al público, como dice mi canción “yo sé cuándo comencé, pero no sé cuándo voy a parar”. A medida que pasan los años en vez de apagarme, brillo más y eso la gente lo agradece, a mí me gusta porque es algo que me caracteriza.

La voz, por supuesto, sube y baja, ya son más de 40 años cantando en tarima, en carnavales, día y noche, amaneciendo con el pueblo que quiere amanecer contigo y al otro día sigo otra vez con la misma energía. Ya eso forma parte de mí, soy Cándido el pelotero, el boxeador y el que la gente eligió para hacerlo suyo. Mi madre Sixta una vez me dijo, que le cantara al pueblo con humildad porque el pueblo era mío y eso es lo que siempre trato de mantener para lograr el camino del éxito y la popularidad.

Hábleme de su sentir al reencontrarse con el pueblo guantanamero

Guantánamo me quiere y yo lo quiero y por tanto me entrego totalmente en cada momento. Siempre vengo con el afán de retomar todo lo que he ganado, tato de venir con algo nuevo. Aquí estuve, estoy y estaré cantándole desinteresadamente sin pensar en el horario ni el tiempo, solamente agradeciendo a este pueblo que me es fiel no importa que pasen los años, lo menos que puedo hacer es pagar con música y entregar mi voz y corazón en cada presentación.

¿En qué proyectos o colaboraciones está trabajando?

No ando planificando mucho las cosas, me siento y de momento se me ocurre algo y comienzo a trabajar en ello. Por ejemplo, ahora mismo estoy grabando varios proyectos al mismo tiempo, estoy metido bien fuerte en la grabación de diez temas que responden a la charanga, este es un formato con violines, flauta, percusión cubana, piano y bajo, con sonido de los años 1950, que desde que se escucha se sabe que es música tradicional cubana. Tengo la gran bendición de tener a Candito, mi hijo, que es el actual director de la agrupación, es quien me ayuda con las producciones y las tecnologías.

También estoy grabando otros temas que responden al estilo de la década prodigiosa, canciones muy bonitas y con un ritmo contagioso. Ya tengo terminadas tres, “La conocí siendo niña” dedicada a mi esposa; “Vendedor”, un gran tema pidiéndole que no se rinda a ese vendedor que cada mañana se levanta para traer sustento a su casa, y “El final de esta novela” dedicado a esos amores que pelean, pero siempre se reencuentran.

Tengo también en producción otros temas que no son mi estilo, pero que son un homenaje a tres grande de la música, Ismael Rivera el sonero mayor; José José con una técnica vocal impresionante y Héctor Lavoe, el más popular de todos los salseros.

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