Guantánamo.- El veterano artista guantanamero Ramón Moya, una de las más relevantes figuras del ámbito de la plástica en esta región, celebró juanto a colegas y amigos el recibimiento del Premio del Salón Nacional de Artes Visuales Regino E. Boti, instituido en Guantánamo. Con una obra de instalación artística tan sugestiva como su personalidad, el casi septuagenario creador de formación autodidacta y origen campesino vuelve, como en otras ediciones, a conquistar al público y especialmente a críticos del jurado del importante concurso, quienes valoraron su originalidad estética.La acertada imbricación en la pieza de elementos naturales, residuales, culturales, personales, estéticos y religiosos fue elogiada en el dictamen del tribunal, integrado por los críticos de arte Hamlet Fernández y Magaly Espinosa, la investigadora Luisa María Ramírez y los cultores de la plástica Juan Luis Maceo y Geny Jarrosay.
El experimentado artífice, uno de los primeros seis miembros de la sección de la plástica en la treintañera UNEAC guantanamera, construyó esta obra en la galería del Palacio Salcines, en el propio espacio de emplazamiento, y la completó con acción performática durante la apertura del salón concurso, aportándole a la muestra la energía y expresividad intrínsecas de su personalidad.
Esta enriquecedora capacidad histriónica que explota el autor y la interactividad con el público, a partir de la libertad creativa que le permite el género instalativo, muy vinculado el arte conceptual, fue considerado también por los expertos para escoger la obra entre 19 finalistas de más de 40 de diversas formas expresivas, temáticas y estilos enviadas a convocatoria.
Las creaciones del también escultor y pintor Ramón Moya, merecedor de varios premios territoriales, han mantenido en toda su carrera una coherencia con su filosofía de vida y llevan implícito un mensaje comprometido, de denuncia a males que afectan al hombre, como la guerra y la destrucción ambiental.
Tras galardonarlo ahora en la XXXIX Jornada Nacional de Literatura y Artes Plásticas Regino E. Boti, el mismo jurado distinguió con la Beca de Creación Germán Simonó al joven artista camagüeyano Juset Torres Rivero, por su tríptico Costas Extrañas, del cual se encomió el tratamiento fotográfico y la peculiaridad del fenómeno social abordado.
En tanto, expertos del Consejo de las Artes Plásticas de Santiago de Cuba, en colaboración con este capítulo del certamen, entregaron un Premio Colateral, por la maestría técnica, la congruencia de elementos y sugerencias interpretativas, a la obra Re-solución del también avezado guantanamero Diorges Gamboa.
Durante la ceremonia se entregaron los igualmente anhelados “Premios Boti” de literatura, que esta vez recayeron en la camagüeyana María Antonia Borroto, en la categoría de ensayo, y en Saylí Alba Álvarez, de Sancti Spíritus, en literatura infantil.
El tribunal en este caso lo conformaron otros prestigiosos intelectuales cubanos, entre ellos el narrador espirituano Julio Miguel Llanes, el villaclareño Félix Miguel García, el matancero Alberto Abreu Arcia, Mireya Piñeiro de Guantánamo, y el pinareño asentado en esta Villa oriental José Raúl Fraguela.
Por su parte, la Asociación Hermanos Saíz distinguió en las letras el trabajo de Leidis González, de Villa Clara; en artes visuales al tunero Luis Antonio González, y el lauro de reseña literaria convocado por la filial guantanamera de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba lo obtuvo Javier L. Mora, de Santiago de Cuba.
