Venezuela defiende soberanía ante injerencia estadounidense

Guantánamo (Redacción Solvisión) Desde principios de 2015, Estados Unidos arreció sus ataques contra Venezuela con el propósito de desestabilizar el avance de procesos de cambios e integración en la región.

De enero último a la fecha la Casa Blanca emitió 148 declaraciones injerencistas, y luego firmó, el 9 de marzo pasado, un decreto ejecutivo, calificado por el presidente Nicolás Maduro como la más grave amenaza proferida en toda la historia republicana.

Esa medida, que señala a Venezuela como amenaza “inusual y extraordinaria” para la seguridad interna y la política exterior de la potencia del norte, fue percibida como una agresión contra toda la región.

Bajo los lemas Venezuela no es una amenaza, somos esperanza y, Obama, deroga el decreto ya, desde el pasado 18 de marzo se lanzó aquí una campaña internacional para la recolección de 10 millones de firmas en apoyo al gobierno bolivariano.

Esa cruzada tuvo expresión también en las redes sociales, donde los mensajes solidarios superaron por amplio margen el récord nacional, y las etiquetas sugeridas en cada momento de la campaña encabezaron el Trending Topic (tendencias) mundiales en Twitter.

El presidente venezolano, al decretar el 9 de marzo como día del antimperialismo bolivariano en Venezuela, afirmó que ese día “a Obama se le ocurrió pasar a la historia como el primer jefe de un imperio” que declara a su país como amenaza.

DECISION ERRÁTICA

Maduro aseguró además que con esa decisión “desacertada, errática”, el mandatario estadounidense ocasionó “que se levante una ola de indignación mundial en su contra”.

La añeja política del “garrote y zanahoria”, con la que Estados Unidos pretendió debilitar las alianzas entre Cuba y Venezuela, tampoco funcionó.

La isla caribeña respondió con el aporte de más de tres millones de firmas recolectadas en apenas cinco días, en defensa del país suramericano.

En Caracas el presidente cubano, Raúl Castro, reafirmó la “firme solidaridad de la revolución cubana con la bolivariana, con el presidente Nicolás Maduro y con la unión cívico-militar que éste encabeza”, y reiteró la “absoluta lealtad a la memoria de Hugo Chávez, el mejor amigo de la revolución cubana”.

El pasado 17 de marzo, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) ratificó su compromiso con este país suramericano en una cumbre extraordinaria del bloque, efectuada en Caracas.

Las 12 naciones miembros de ese mecanismo de integración regional exigieron al presidente Barack Obama que revoque la orden ejecutiva al considerarla “injustificada e injusta”, lesiva de los principio de soberanía y no intervención en los asuntos internos de los Estados.

Reafirmaron, asimismo, que “América Latina y el Caribe es una Zona de Paz, donde las naciones impulsan procesos de integración y relaciones de amistad”.

Precedieron, y sucedieron, a la reunión mensajes de respaldo de los organismos de integración existentes en la región, así como de gobiernos, movimientos sociales y personalidades de todas las latitudes.

Las 33 naciones independientes de esa área geográfica, agrupadas en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, exigieron la reversión inmediata de la medida.

En una declaración, ese bloque “reafirma su compromiso con la plena vigencia del Derecho Internacional, la solución pacífica de controversias y el principio de no intervención”.

El Grupo de los 77 más China, que incluye a 134 países del mundo, expresó asimismo el rechazo a la orden ejecutiva del presidente Obama y pide su derogatoria.

También en Naciones Unidas, los países de América Latina, el Caribe, África y Asia manifestaron un claro apoyo a Venezuela y la condena al decreto, en una jornada de solidaridad efectuada en la sede de ese organismo multilateral en la ciudad norteamericana de Nueva York.

VENEZUELA ABIERTA A DIÁLOGO RESPETUOSO

El pasado 3 de abril, la subsecretaria de Estado de Estados Unidos para Latinoamérica, Roberta Jacobson, confesó estar “decepcionada” por la reacción de los países latinoamericanos a las sanciones adoptadas por su nación.

Señaló que el tono que usan los líderes de la región “demoniza a Estados Unidos como si fuera la fuente de los problemas de Venezuela, cuando no lo somos, y esto nos dificulta avanzar de una manera pragmática”.

Por su parte Ben Rhodes, alto integrante del Consejo de Seguridad Nacional (CSN), afirmó que “Estados Unidos no cree que Venezuela represente alguna amenaza para su seguridad”.

“El lenguaje que llamó tanto la atención es completamente pro forma”, aseguró Rhodes. “Tenemos un marco legal para formular este tipo de órdenes ejecutivas”, añadió.

También el responsable para América Latina del CSN, Ricardo Zúñiga, afirmó que la Casa Blanca no tiene “ningún programa hostil” con relación a Venezuela.

Finalmente, el propio mandatario estadounidense, Barack Obama, admitió el 9 de abril que “Venezuela no es una amenaza para Estados Unidos” y envió al consejero del Departamento de Estado, Thomas Shannon, al país suramericano.

Ese día, el presidente Maduro afirmó que su gobierno está preparado para iniciar una nueva etapa en los nexos con Estados Unidos, sobre la base del respeto mutuo y el reconocimiento de su soberanía.

Si se abre una ventada para avanzar hacia una nueva era de respeto absoluto, de no intervencionismo, Venezuela está lista, dijo en un acto efectuado en el Palacio de Miraflores, sede del gobierno.

Afirmó que la rectificación sincera del presidente estadounidense sobre su decisión de calificar a Venezuela como una amenaza, y una explicación del motivo de esa medida injerencista, podrían ser un punto de partida para mejorar los lazos bilaterales.

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