Sobreviví… para honrarlos

Guantánamo. Hoy es uno de esos días en que los cubanos debemos recordar a nuestras más de 3 mil víctimas mortales del terrorismo… Era el 22 de abril de 1976, pasadas las cuatro y treinta de la tarde, cuando la explosión de una bomba donde se encontraba la Embajada de Cuba en Lisboa, partió en dos al edificio.

Poco antes la entonces joven madre guantanamera que cumplía misión en el recinto, insistía en recoger a su pequeño que se adaptaba en un “infantario”. Muy pronto todos los niños de los funcionarios cubanos regresarían de la escuela. Una de sus compañeras con más experiencia, pues ya tenía 3 hijos,  le advirtió que mientras no cumpliera bien el horario previsto, su bebé se demoraría más en adaptarse a esa guardería…

La joven madre es Diosdada Pileta George, sobreviviente de aquel hecho,  quien entonces contaba con unos 27 años y acompañaba a su esposo, también funcionario de la Embajada, Alcides Salazar Núñez,  fallecido pocos años más tarde. La experimentada madre consejera era la diplomática Adriana Corcho Calleja, de 35 años, quien perdió la vida en ese horrendo crimen,  junto a otro de sus compañeros, Efrén Monteagudo Rodríguez, de 33 años de edad.

Cada 22 de abril, Diosdada, vecina del Edificio 206 del Reparto Caribe en la ciudad de Guantánamo, casi en silencio,  honra a sus compañeros mártires.

Periodista: – Cuando recuerda ese consejo de Adriana, dice que su primer hijo, Wilber, nació dos veces…

Diosdada: -“Claro, si lo hubiera recogido antes de tiempo en el infantario, nadie sabe qué suerte hubiera corrido…  Recuerdo claramente las palabras de Adriana… “No lo busques, porque no se adaptará nunca a estar separado de ti… Ella y Elena, otra de nuestras compañeras, me convencieron, y no lo busqué antes de tiempo… Todo fue muy rápido…La mayoría de los hombres estaban fuera del edificio en otras misiones… Adriana y Elena vieron el portafolio en la entrada del ascensor frente a la Oficina donde nos encontrábamos… Nos alertaron y exigieron que nos resguardáramos aprisa… Pronto comenzó a salir un humo denso y asfixiante…  Adriana que tuvo otras experiencias similares, según conocimos después, nos dijo que nos tapáramos la nariz y nos refugiáramos bajo los buroes… Así lo hicimos… Oigo aún el estruendoso sonido de la explosión que casi nos dejó sin tímpanos… No veíamos apenas nada… Cuando comenzó a aclarar vimos que el edificio se había partido en dos… Los compañeros del otro lado preguntaron, -“Están todos… falta alguien…” Inmediatamente nos dimos cuenta que Adriana no estaba junto a nosotros…respondimos y preguntamos a la vez… “Nos falta Adriana… y a ustedes”… Ellos contestaron… “Nos falta Efrén”… ¡Cuánto dolor…!… De inmediato comenzamos a buscar de nuestro lado y vimos debajo de los escombros la estola que usaba Adriana, luego, el cuerpo… Entre Elena y yo tratamos de limpiarla y sacarla de ahí… Con nosotros estaba Alberto, mal herido en la cabeza, pero ayudó a mover el cuerpo visiblemente destrozado y moribundo… Supimos que Efrén murió en el acto… Adriana tampoco sobrevivió… Poco después comenzaron a llegar los de salvamento…“

El artefacto explosivo fue puesto dentro de un maletín y colocado en la escalera, junto a la puerta de uno de los apartamentos que ocupaba la sede, por un individuo que tocó y se retiró velozmente.

Adriana detectó la presencia del maletín y, comprendiendo el peligro que se avecinaba,  alertó a sus compañeros y comenzó  a tomar las medidas de seguridad pertinentes, pero la sorprendió una terrible explosión. El funcionario Alberto Álvarez Alfonso resultó herido.

Algún tiempo después se conoció que los autores intelectuales del atentado contra la Embajada de Cuba en Lisboa eran antiguos colonos portugueses que alegaron afectaciones a sus intereses dada la colaboración internacionalista prestada por los combatientes cubanos de la independencia de Angola, y que actuando en represalia, habían contratado a miembros de una red terrorista de extrema derecha que funcionaba clandestinamente en Portugal, con el objetivo de que hicieran estallar una bomba en la sede diplomática cubana.

El 15 de diciembre de 1977, Ramiro Moreira, autor material del atentado terrorista contra la Embajada cubana en Lisboa, compareció ante el Tribunal Militar Territorial de Lisboa para responder por la realización de más de 60 operaciones terroristas en las que había participado.

En 1978, al final del juicio que duró ocho meses, una docena de acusados vinculados a estos hechos terroristas fueron absueltos, lo que tuvo cierta repercusión en los medios de difusión portugueses. En este proceso el exjefe de la Policía de Seguridad Pública, capitán Mota Pinto, fue acusado en la misma causa, señalándose como la persona que le indicaba a Moreira los lugares en que se debían colocar los artefactos explosivos. Moreira fue sancionado a 21 años de privación de libertad.

El 23 de agosto de 1981, el abogado portugués Levi Baptista, representante legal de los familiares de los dos funcionarios cubanos asesinados, acusó a la CIA de estar involucrada en el atentado dinamitero contra la Embajada de Cuba en Portugal.

El conocido jurista declaró que sobre Ramiro Moreira recaían las mayores acusaciones, pero advirtió que aún permanecían en libertad quienes lo habían mandado a cometer esos crímenes. Aquellas palabras continúan vigentes esperando encontrar eco en la justicia. Tras un breve tiempo en prisión, Moreira logró evadirse y eludió la sanción huyendo hacia España. En 1991 fue indultado por el Gobierno de Mario Soares.

Los principales responsables de la detonación de la bomba que estalló en la Embajada de Cuba en Lisboa no tuvieron en cuenta que también habían puesto en peligro la vida de sus compatriotas, incluyendo ancianos, mujeres y niños residentes en el inmueble saboteado.

Ante tales crímenes el pueblo cubano siempre responde con nuevas fuerzas. Hoy, pasadas ya cuatro décadas de aquel abominable hecho, las nuevas generaciones recuerdan con profunda admiración a Adriana y Efrén.

Por su parte, Diosdada, quien guarda con celos hasta el suéter que usaba cuando ocurrió aquella horrible tragedia, honra en silencio a sus hermanos mártires, cuenta cada vez a los nuevos para que no olvidemos la historia, continuemos demandando justicia por los crímenes del terrorismo contra nuestro pueblo y defendamos más que nunca las conquistas por las que otros dieron hasta sus vidas.

Bibliografía:

* Investigadores del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado

[1] En 1978 Frank Carlucci  fue designado subdirector de la CIA y en 1987 fue asesor de Seguridad del presidente Ronald Reagan.

[2] Acto central conmemorativo del XV Aniversario del Ministerio del Interior; teatro Karl Marx, La Habana, Ediciones OR, Ene-Mar/76: p. 36.

[3] Discurso pronunciado por el Comandante en Je­fe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en el acto de despedida de duelo de las víctimas del avión de Cubana destruido en pleno vuelo el 6 de octubre, efectuado en la Plaza de la Revolución el 15 de octubre de 1976, “Año del XX aniversario del Granma”, periódico Granma, 16 de octubre de 1976.

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