Por repetir el éxito en la industria del valle de Caujerí, en Guantánamo

Guantánamo.- Comenzó la molida de tomate y el optimismo alienta a los 74 trabajadores de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Valle de Caujerí, ubicada en la principal zona hortícola de la provincia de Guantánamo.

En las primeras dos jornadas de labor, la industria construida allí por el Gobierno revolucionario obtuvo 24 toneladas de pasta de alta calidad, lo que confirma que cumple con el rendimiento y la eficiencia previstos, a pesar de que no toda la maquinaria está al tope de sus posibilidades.

El intercambiador de calor utilizado en el proceso de esterilización del producto se está usando con una temperatura menor que la óptima, en espera de la definitiva reparación en la segunda quincena de enero, cuando llegarán los repuestos necesarios para ello.

Pese al inconveniente, el joven colectivo tiene confianza en obtener cada día más de 10 toneladas de pasta y cerrar marzo con la elaboración total de 808 toneladas en la actual cosecha.

“Tenemos la posibilidad real de cumplir con esa producción”, afirma Osmany Cantillo Elías, el director de la UEB, perteneciente a la Empresa de Conservas, con sede en La Habana.

Sería la segunda ocasión en que la fábrica logre el resultado, por diversas razones esquivo desde su puesta en funcionamiento en enero de 2013 hasta el año pasado. Rememora Cantillo que en la primera temporada la planta sufrió una rotura imprevista que la paralizó varios días y en las siguientes no llegó todo el tomate contratado a las cooperativas campesinas del lugar.

“El peor momento fue la cosecha de 2015 cuando logramos solo 378 de las 864 toneladas del plan de pasta concentrada del 28 al 30%”, detalla Liudmila Matos Gámez.

La especialista principal de Calidad explica que el mal resultado del tomate afectó los ingresos de los trabajadores, pese a que entonces se sobre-cumplió la elaboración de pulpa de mango.

Se fueron varios de los especialistas calificados para operar a la industria por la sofisticación de la tecnología italiana con que está dotada, capaz de procesar de forma aséptica 5 toneladas de tomate por hora y una cantidad algo mayor de mango.

La mejoría registrada en 2016, en que el colectivo logró 659 de las 858 toneladas de pasta e hizo la pulpa comprometida con otras industrias de la empresa, junto a la aplicación de un sistema de pago más objetivo, estimularon el regreso de algunos.

Con la cosecha record obtenida en el valle de Caujerí el pasado año, la industria manufacturó 881 toneladas de producto semi-terminadoOsmany Cantillo Elías, el director de la UEB, perteneciente a la Empresa de Conservas,

El ingeniero Olider Méndez Galardy, el especialista principal de Mantenimiento, señala que el resultado fue posible además por la preparación de los equipos de la línea de producción antes de iniciar la cosecha y las estrictas labores de cuidado y limpieza que reciben al concluir los dos turnos de trabajo, de 10 horas, programados por día.

“Nos permitió por momentos aprovechar la línea por encima de su capacidad de diseño de 100 toneladas por jornada, por la fuerte maduración de tomate que en febrero y marzo ocurrió en el valle”, señala.

Según Cantillo, el director, en esa temporada la planta molió 7 752 toneladas de la solanácea, más de la mitad de la cantidad record acopiada en la zona. Abunda que, en la recolección en marcha, las previsiones son procesar 6 732 pues en el lugar se planeó llegar a las 11 800 toneladas de acopio total.

Para el cumplimiento

Durante enero y febrero, en el valle de Caujerí deben acopiar más de 6000 toneladas de tomate. El grueso irá a las industrias, pues en próximos días debe entrar en funcionamiento también la Fábrica de Conservas y Vegetales Guaso, de la Empresa provincial de la Industria Alimentaria.

Hoy el despunte de la hortaliza es más significativo en las cooperativas de producción agropecuaria 17 de Mayo, Solidaridad con Angola y Domingo Hernández, así como en las de créditos y servicios José Luis García y Genaro Ortiz.

Arisel Samón Pérez, director de la empresa agropecuaria San Antonio del Sur, puntualiza que el valle de Caujerí sembró 678 hectáreas de tomate y tiene previsto enviar 9 000 toneladas a las industrias.

Aunque la actual cosecha se estima inferior a la pasada, el directivo señala que los productores disponen de los envases necesarios para afrontar la recogida, incluyendo una reserva de 10 000 cajas para enfrentar a cualquier pico de maduración. En la temporada de 2016 hubo descontrol en la madurez de los frutos lo que, junto a otras dificultades, ocasionaron pérdidas de la hortaliza.

“Tuvimos que habilitar un turno de trabajo los domingos para usar todo el tomate que nos trajeron”, señala Cantillo, el director de la fábrica del valle.

Acota que la situación no debe repetirse este año, pues los volúmenes a moler son menores, lo que garantiza la calidad de los frutos a procesar, es decir frescos, maduros y con buena coloración.

“Los contratos con los suministradores especifican que el contenido de sólidos solubles debe ser nunca inferior al 4%”, afirma.

Por su parte, Liudmila, la especialista principal de Calidad, asegura que eso se refleja en la producción de una pasta de alta calidad, no solo en concentración, sino también en textura, coloración y sabor.

Es comparable con las que el país importa para elaborar sopa, salsas y puré con destino a las Tiendas Recaudadoras de Divisas y el mercado de la red minorista en moneda nacional. La que producen en la UEB Valle de Caujerí es transferida con tal propósito a otras fábricas de la Empresa de Conservas.

El buen funcionamiento de la maquinaria, junto a la calidad y cantidad de la materia prima, deben permitir que la industria obtenga una tonelada de pasta de tomate concentrada utilizando 8,33 de tomate fresco.

Tal eficiencia y la entrega de las toneladas de la hortaliza contratadas a las 11 formas productivas de lugar, garantizarán repetir e cumplimiento del plan de producción de pasta, según avizora Cantillo, el director. “Si nos dan la materia prima, cumplimos”, sentencia.

Justificado entonces el optimismo entre los trabajadores de la UEB, conocedores de que el éxito favorece a sus bolsillos y a la economía nacional, necesitada de que la fábrica contribuya a amortizar las cuantiosas inversiones del Estado cubano en ese emporio hortícola de Guantánamo.

 

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