Mandinga: comunidad guantanamera referencia en el Plan Turquino

Guantánamo.- Llegar a la intrincada co­munidad de Mandinga implica ascender más de 30 kilómetros desde el municipio de Ba­racoa, por una carretera empedrada y estrecha que dificulta el tránsito.

 

Entre los pobladores de Mandinga existe la leyenda de que su nombre se debe a la práctica de la hechicería que caracterizaba esos contornos años atrás, otros dicen que el apodo de “tierra o casa del diablo” fue dado por su lejanía de la ciudad de Baracoa.

Lo cierto es que en la actualidad, las prácticas religiosas de esos alrededores han cambiado y de “diablo”, no le queda nada. Además, la distancia de la cabecera territorial sigue siendo la misma, pero son más las ofertas y servicios que se pueden encontrar en sus mismos predios rurales.

Mandinga hoy es una localidad que goza del encanto de la reanimación de obras de interés social y económico. De ahí que fue reconocida como Comunidad de Referencia, una de las primeras declaradas así en el municipio de Baracoa, por la Comisión provincial del Plan Turquino.

La zona, con una extensión de 57 kilómetros cuadrados y más de 620 habitantes incluyendo a los de los alrededores que pertenecen a la misma circunscripción, la número 92 de ese municipio, se caracteriza por tener una población tradicionalista, trabajadora y hospitalaria, y al caminarla se observa la alegría, el cuidado y la limpieza de un renaciente po­blado.

En el momento de nuestra visita, buena par­te de sus habitantes, como en pandilla, an­daban corriendo para irse de viaje rumbo a la playa y de los tímidos que no se iban a refrescar los calores del verano apenas logramos sa­car­le unas pocas frases a Mirmedi Acosta Ro­dríguez.

“Mandinga ahora se encuentra de lo más bonita, y eso nos motiva a ser personas más trabajadoras y al mismo tiempo tan divertidas como habitualmente somos”, confiesa Mir­medi sin dejar de mencionar la realización allí, con el esfuerzo comunitario, de festivales co­mo el del maíz, donde se presentan platos típicos realizados con el cereal y se premia a los mejores.

Además de este festival, en verano y en mo­mentos especiales del año, en Mandinga se practican juegos deportivos y tradicionales co­mo el de arrancarle la cabeza al pato, la monta de caballos y subir la mata de coco.

En la localidad también se siente la creación artística mediante el desarrollo de la artesanía por promotores culturales, quienes realizan en miniatura muñecas, carros y pelotas para el estímulo a los niños durante las competencias.

MANDINGA, COMUNIDAD DE REFERENCIA
Los resultados para obtener la condición de referencia son visibles incluso en los rostros de los pobladores, a quienes los motiva la alegría y el deleite de haber sido partícipes de las remodelaciones de su bella e intrincada lo­ca­lidad.

Primero Mandinga destaca por los sobrecumplimientos en la agricultura, su principal renglón económico, especialmente en la siembra de frijoles y en el cultivo de la malanga, ña­me, yuca, plátanos y el maíz, productos lo­gra­dos gracias al buen aprovechamiento que los campesinos le sacan al suelo ferralítico rojo im­perante en los contornos.

También han impactado las transformaciones de centros y entidades que brindan servicios a la población como el consultorio médico de la familia, la clínica estomatológica, la Ofi­co­da y la Unidad de la Policía Nacional Re­vo­lucionaria, según comenta Maryolis Gainza Estévez, presidente del Consejo Popular.

“Se incluyen —continúa Gainza Estévez— las revitalizaciones de la panadería, ahora con una mayor oferta de panes y dulces; la bodega, que garantiza la entrega en tiempo de los productos de la canasta básica y la unidad gastronómica, encargada de la venta variada de co­mestibles y bebidas.

“Además están los edificios biplantas, pintados por sus habitantes; la farmacia, la escuela primaria y el centro mixto que agrupa las enseñanzas de secundaria básica y técnica pro­fe­s­ional”.

Mirmedi, como el resto de los pobladores del lugar que medio perdieron el “miedo a los periodistas” y nos balbucearon algunas palabras, se siente satisfecho con la reanimación y el reconocimiento que se le dio a la comunidad, aunque todavía queden problemas por resolver, y apunta que “mantener la disciplina, el orden, la productividad y la exigencia con ellos mismos va a ser siempre el principal eslabón pa­ra mantener este resultado”.

POR UNA MEJOR LOCALIDAD EN LAS MONTAÑAS
Declarar una Comunidad de Referencia im­plica mejorar la calidad de vida de las personas para evitar el éxodo de los pobladores de las montañas a las ciudades, y aunque Man­dinga obtuvo tal nombramiento, continúan los po­bla­dores afrontando dificultades que podrían evitar gradualmente las migraciones.

En ese particular, Gainza Estévez comenta sobre el mal estado del camino y acerca de la transportación del personal, que para salir de allí solo es posible a pie hasta la carretera o a través de un carro de triple acción que presta servicios dos veces en la semana, los lunes y viernes.

Se refiere además, a la necesidad de construir una sede para las actividades culturales y recreativas, ya que cuentan para amenizar las celebraciones con agrupaciones musicales que defienden el nengón, el son, el bolero y otros ritmos tradicionales, pero sin locación para ensayos y presentaciones.

No obstante, el presidente de ese Consejo Popular resalta la disposición de todas y todos los lugareños para seguir haciendo desde su pe­dacito para mantener el título otor­gado re­cientemente, que los agasaja y lle­na de orgullo.

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