La Ley Helms-Burton no camina en Cuba

Con Donald Trump han retomado cauce las posiciones más agresivas, intolerantes e irrespetuosas de Estados Unidos.

De espaldas al mundo, el magnate instalado en la Casa Blanca no ha tenido reparos en desmontar o romper pactos como el acuerdo de París para enfrentar el cambio climático o el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, por sólo citar dos. Tampoco su hostilidad hacia Cuba parece tener límites.

En su brutal arremetida contra la Venezuela bolivariana y chavista, también ha subido la parada en la arcaica política de Washington dirigida a socavar la Revolución Cubana.

Restringir drásticamente los viajes de estadounidenses a la isla y limitar el monto de la remesas familares forman parte de las nuevas sanciones adoptadas por la administración Trump. También echó mano a la insultante Ley Helms-Burton para apretar más las tuercas del bloqueo contra Cuba.

Pretensiones inadmisibles

Este 2 de mayo Trump activará el Título III de la Ley Helms-Burton, de carácter extraterritorial, en el afán de entorpecer e impedir las inversiones extranjeras en Cuba.

Vale recordar que nuestro país cuenta desde 1996 con la Ley 80, de Reafirmación de la Dignidad y Soberanía Cubanas que declara a la Helms-Burton ilícita y sin efecto jurídico en el territorio nacional. Además otorga facultades al gobierno cubano para aplicar las fórmulas requeridas para la protección de inversionistas extranjeros.

Como se sabe, por las nacionalizaciones de bienes al triunfo de la Revolución, Cuba acordó compensaciones a empresas de varios países pero Estados Unidos optó por la confrontación, el bloqueo, la agresión. Una política condenada al fracaso, pero que ocasiona penurias y viola los derechos humanos de los cubanos.

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