Guantánamo.- Si usted hiciera una encuesta entre los cubanos preguntando qué es lo más importante para cada uno de ellos, estoy segura que una respuesta liderará el resultado: la familia.
Y es que los lazos que se tejen en su seno son inquebrantables y están a prueba de todo obstáculo, es justo en su núcleo donde nos formamos, de donde brotan los valores que nos distinguen y la mayoría de las acciones y aptitudes que asumimos en la vida.
Cada 15 de mayo se celebra el Día Internacional de la Familia, instituido por las Naciones Unidas en septiembre de 1993, con el propósito de incentivar el interés de los diversos sectores en temas vinculados con esa institución y enfatizar además su importancia como médula fundamental de la sociedad, a raíz de sus responsabilidades y funciones esenciales en la educación y formación de las nuevas generaciones.
Considero que su valor va más allá de los momentos felices o la solución a los problemas del día a día, pues la misma se consolida cuando cada miembro asume el papel que nos toca desempeñar en esta unidad, ayudando así al bienestar, desarrollo y felicidad de todos los demás componentes.
La familia cubana se dinamiza cada vez más en sus relaciones internas, los roles se intercambian con mayor naturalidad desde que el hombre deja de ser el principal proveedor de ingresos, desde que los padres se sienten más implicados en las tareas del hogar y se ocupan de igual forma que las madres en el cuidado y manutención de los hijos desde el mismo momento de su nacimiento.
Así lo recoge la Carta Magna actual –vigente desde el 10 de abril – con el reconocimiento expreso a la protección de la paternidad, la eliminación de la heterosexualidad como requisito para contraer matrimonio, el carácter punible de la violencia familiar y la protección intencionada a personas en situación de posible desventaja dentro del núcleo como las niñas, niños, adolescentes, adultos mayores y personas con algún tipo de discapacidad, todo ello de la mano de los principios de respeto, igualdad, interés prevalente y la unidad.
El mismo documento dispone que en un plazo de dos años sea aprobado un nuevo Código de las Familias, a tono con los retos que se vislumbran en el escenario social cubano, de acuerdo con la diversidad de instituciones familiares y problemáticas vinculadas a ellas, por lo que se impone ser conscientes de su heterogeneidad y no perder de vista que esta ley deberá parecerse y responder a su tiempo.
No pocas veces he escuchado decir en el argot popular que “la familia no se escoge, es la que te toca…” pero si yo tuviera la oportunidad de elegir, pues sin dudas optaría por esta misma que tengo, por cada uno de sus integrantes a quienes debo todo lo que soy y cuyo apoyo es vital para mí.
Sobre su significación infinita e incalculable, la Madre Teresa de Calcucuta refirió: “¿Qué puedes hacer para promover la paz mundial? Ve a casa y ama a tu familia.”
