Julio Yasik Omar, un artista por naturaleza

Guantánamo.- Feliz está el abuelo Emilio. A la sombra de un frondoso árbol disfruta de una vista hermosa. Campos floridos, frutas por doquier  y animales que retozan, le hacen regodearse en el viejo taburete.

 Pero bien poco le dura el gozo a Emilio, y como por arte de magia, lo bello se convierte en feo…Los troncos picados y secos; los ríos llenos de desecho sólido que impiden correr las aguas, ahora turbias, afean el entorno natural…A lo lejos, los niños, le observan…

Y despacito se acercan al abuelo, a quien le prometen trabajar y recuperar la belleza natural del lugar. Pasó el tiempo y pasó, el campo recobró su esplendor, y solo así el abuelo recuperó la felicidad sentado bajo un robusto Algarrobo….

Con esta historia dramatizada, llena de gracia natural, conocí al niño Julio Yasik Omar Velázquez, pionero de tercer grado del Seminternado 2 de diciembre, del guantanamero reparto Caribe.

A pocos minutos de su presentación, frente a un reconocido auditorio de la Ciencia en Guantánamo, accedió a conversar sobre sus inicios en el arte, vinculado al medio ambiente.  “A mi abuela Dolores Fabero Jiménez, le debo estas historias y el deseo de contarlas a  otra personas…Ella ayudó en la del abuelo Emilio y me inspiró a participar en un importante concurso en La Habana…”Abu” dramatiza, y cuando lo hace, juntos nos divertimos mucho”, dice con picardía Julio Yasik.

De su activa participación en la Vigésima Primera Jornada Científica Infantil “Por la Mayor Protección de Mares y Costas”, celebrada en abril de este año en la Capital Cubana, expresa: “Fue muy emocionante, traje un Diploma para mí y otro para la abuela Dolores, quien no pudo acompañarme, pero hablaba conmigo todos los días por teléfono”. A ella, mi tutora, le debo el amor por el arte y la naturaleza”.

Del cuidado al entorno, su escuela y donde vive, asegura: “Ayudo a proteger todo lo que nos rodea. Y le digo a mis amiguitos que no le tiren piedras a los pajaritos, ni casen los chipojos, porque merecen vivir…Es mejor caminar por calles limpias y no con papeles”.

 El comerciante y la carta y Los niños audaces, son cuentos que por estos días mantienen ocupado a Julio Yasik, junto a la abuela Dolores…

“El primero es un trabajo con el Diccionario, para ayudar a escribir correctamente algunas palabras mal escrita en la carta de un restaurante…El comerciante ayuda a corregir, por ejemplo, Zopa con Z, cuando debe ser con S (sopa)…El otro trata sobre un grupo de niños que impiden sigan muriendo los peces de un arroyo, por la excavación con productos tóxicos realizadas por unos hombres; por ahora Abu y yo nos estamos divirtiendo de lo lindo”.

Ataviado con sombrero de yarey, camisa mangas largas y machete atado a la cintura, ya se apresta a salir a escena, pero no sin antes afirmar que “cuando sea grande quiero ser guardabosques para proteger del fuego la flora y la fauna de mi Guantánamo”.

 

 

 

 

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